Las urnas ratifican el rompecabezas italiano

Los sondeos avanzaron la sorpresa y las urnas lo confirmaron: El Movimiento 5 Estrellas (M5S) resultó ser la fuerza más votada en las elecciones generales celebradas el pasado domingo, con el 32.66% de los votos, +7.06 puntos respecto a los resultados de las últimas elecciones, celebradas hace cinco años.

Con un 74% de participación, sólo un punto menos que en 2013, el M5S se catapulta como primera fueza en Italia tras el desplome del centroizquierda, que ha pagado con creces las veleidades de su ex primer ministro, Mateo Renzi, obligado a dimitir tras perder el reférendum/plebiscito sobre su mandato hace apenas dos años por 20 puntos de distancia y que incumplió su compromiso de irse a casa si perdía la consulta. En el momento de elaboración de este post, se barajaba la posibilidad de su dimisión en la tarde del lunes, después de que por la mañana se anunciara y matizara luego por su portavoz.

El Partido Democrático logró el 18.7% de los votos, una catástrofe si se compara con el 25% obtenido hace cinco años por el partido que entonces lideró Bersani o el objetivo del 20% que los estrategas de la formación se habían fijado como tope antes de hablar de desastre electoral sin paliativos. En la práctica, el partido ha quedado barrido en todas las zonas del país salvo la Toscana (de donde procede Renzi) y afronta una nueva refundación a corto plazo, sin la emergencia de un liderazgo mínimamente atractivo tras la actitud de apisonadora que ha caracterizado a Renzi durante sus años de mandato.

Más allá de la victoria del M5S, los resultados de las elecciones generales confirmaron el éxito del giro a la ultraderecha de la coalición en la que se integra el partido de Silvio Berlusconi, ungido por la UE como el salvador de Italia del populismo (del M5S), y, sobre todo, de la Liga Norte de Matteo Salvini, que adelantó a Forza Italia de Il Cavaliere con el 17.40% de los votos. El partido de Berlusconi se hizo con el 14.02% de los apoyos (4.5 millones de votos) y Hermanos de Italia de Georgia Meloni, la otra fuerza de la coalición, el 4.34% de los votos. La Liga, liderada por un hombre de 31 años, ha logrado dar el salto desde lo local hacia una opción de país, camino que en su momento también recorrió el FN con Marine Le Pen y que la convirtió en una amenaza de primer orden en Francia. En esta ocasión, con Berlusconi como tobogán político.

Los resultados de las elecciones permiten hablar de un país roto desde varias perspectivas. La más evidente, la fractura entre el norte (donde la Liga norte arrasó) y el sur (que dio su confianza masivamente al M5S), un cleveage geográfico, económico, cultural y social en la historia italiana desde el siglo XIX pero que ahora tiene un elemento añadido: Los dos partidos fuertes en ambas zonas son los que muestran un mayor rechazo a la UE, a quienes culpan de todos los males de país por diferentes motivos.

Quienes han seguido la campaña electoral italiana apuntan a que ha calado el discurso contra la inmigración, que se ha afrontado como si fuera un problema nacional de primer orden por la desatención de la UE a su frontera sur. También las tesis de que la UE es la responsable de los males económicos que sufre el país, con una deuda pública disparada y que podría pasar por dificultades a partir del relevo de Draghi como gobenrador del BCE a partir de 2019.

Esta fractura se relaciona con la segunda, que tiene que ver con el avance de opciones de ultraderecha o claramente fascistas, que sumaron 8.2 millones de votos. Como bien vio en su cuenta de Twitter, nos referimos a la Liga Norte (5.7 millones) pero también a Hermanos de Italia de Georgia Meloni (1.4 millones de votos), Noi Con L’Italia (428.000 votos),  Casa Pound (308.000), Famiglia della Il Popolo (217.000) o Italia Agli Italiani, IAI (125.000). Si sumamos su apoyo al de Forza Italia, 12.8 millones de italianos optaron por partidos políticos de este bloque que afirman cosas como las que recogió Channel 4 News en los días previos a los comicios:

El tercer cleveage tiene que ver, por supuesto, con la edad del electorado y sus preferencias. Como en España, los más jóvenes están más escorados a la izquierda (aunque en Italia el factor populista puede ser más acentuado que en las referencias a UP), apoyo que se mantiene estable entre los menores de 45 años, donde la Liga Norte y el PD compiten por ser la segunda opción.

Entre los mayores de 45 años, el apoyo al M5S pierde peso en favor de la Liga, el PD de Renzi y también por Forza Italia, que se convierte en una formación de referencia entre los mayores de 45 años, más acentuada entre los electores más veteranos, que apuestan clarmente por el PD (sobre todo si tenemos en cuenta la confluencia en unas mismas siglas de las antiguas herencias de la democracia cristiana y de los socialistas).

Y, de fondo, el debate sobre la futura gobernabilidad, una vez más: En los próximos días veremos, casi con total certeza, cómo el PD, inserto en su cuitas internas, se desentiende de un posible apoyo al M5S para la gobernabilidad del país, lo que dejaría vía libre para un giro a la derecha (veremos si a la extrema derecha) con la posible abstención del PD al más puro estilo del PSOE. Hay quien tampoco descarta una gran coalición entre el partido de Berlusconi y las cenizas del Partido Democrático, a la manera del SPD alemán, pero todo está en el aire en estos momentos.

No lo está el hecho de que estamos ante otro aviso de la ciudadanía a la política tradicional y/o institucionalizada con el apoyo a opciones antisistémicas o directamente de ultraderecha. Italia, de esta manera, se suma al efecto de Francia con el avance del FN (frenado por el efecto Macron) o a Alemania, en donde AfD se ha convertido en la primera fuerza de opsición parlamentaria a la política tradicional. Y todo ello con pulsiones regionales en diferentes puntos del continente europeo, con una ciudadanía que ni está ni se la espera y unas elites incapaces de afrontar este escenario que tiene todos los elementos para empeorar.

Las bases socialdemócrats apoyan la GrosKo

Había muchos rumores al respecto pero finalmente las bases del SPD han confirmado ser bastante más obedientes y leales a la dirección del partido de lo esperado. Con el 78.39% de participación, 363.000 afiliados el 66.02% respaldó el acuerdo que confirma la gran coalición con la CDU-CSU en esta legislatura, con un 33.98% que votó en contra.

De acuerdo con los datos de los sondeos publicados durante estos días, AfD habría alcanzado al SPD como la segunda opción, a la espera de que se haga oficial que se ha convertido en el principal partido de la oposición parlamentaria en Alemania a la espera de la renovación de liderazgos en el SPD (seguro) y en la CDU (más que probable tras los últimos movimientos de Angela Merkel).

CODA. Como se esperaba, Renzi anunció su dimisión el lunes por la tarde y confirmó que el PD estará en la oposición oposición y que él no lideraría la delegación de su partido en la ronda de contactos para elegir primer ministro, lo que apunta a una marcha de la política poco amistosa. Se da por hecho que el primer ministro en funciones será el próximo líder del PD, mientras el M3S, con preferencia por la izquierda, y la Liga reclaman su derecho a intentar formar gobierno.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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