La izquierda en Madrid es especialista de cargarse los escenarios que le son propicios. Es la principal conclusión que podemos extraer, una vez más, de la tarde del miércoles en la que todo se ha confabulado para que C’s tenga en su mano la victoria en las próximas elecciones municipales y autonómicas en Madrid, aunque sólo sea por rendición de los contrarios.
Hace unos días hablamos de la estrategia suicida del PP a propósito del caso Cifuentes, la presidenta regional que sigue en su puesto, a pesar de los movimientos más o menos directos para que abandone el cargo, y que este martes renunció al Máster de la Universidad Rey Juan Carlos después de asumir en público que había recibido un trato de favor. Al mismo tiempo, una parte de Génova comenzaba a poner en marcha una estrategia dirigida a poner el foco en las exageraciones y mentiras recogidas en los respectivos CV de los cargos de los demás partidos como línea roja antes de entregar la cabeza de Cifuentes.
Un mes después de comenzar el escándalo, todos los ojos seguían puestos en Cifuentes y el PP, con una división clara entre los partidarios de seguir apoyando a la presidenta regional (liderados por María Dolores de Cospedal) y los que filtraban a los medios la situación delicada de la protagonista de la noticia, un hecho que va más allá de su persona. Su negativa a abandonar el cargo pone a Rajoy en una situación muy comprometida y al PP en un contexto de debilidad ante las próximas elecciones autonómicas en Madrid.
La estrategia del PP, dirigida sobre todo a que C’s pasara por el trago de negociar o no una moción de censura con el PSM y Podemos, quedó en un segundo plano este miércoles con dos noticias que se sucedieron en un intervalo de unas hora: El País narró la propuesta del PSM a Manuela Carmena, el pasado mes de diciembre, para que concurriera a las elecciones municipales de mayo de 2019 como cabeza de lista de los socialistas. Una constatación de los problemas de banquillo que tiene el PSM para elegir a una persona con suficiente tirón para ser alcalde de Madrid y, de paso, un gesto hacia la fuga de votantes que naturalmente votaron por el PSOE y que abandonaron las siglas desde 2011.
A lo largo de la tarde se matizó la información por ambas partes. Por un lado, desde el PSM se confirmó primeramente que se había hecho la oferta a Carmena pero que todo había sido en tono de broma ante los rumores de que ella no repetiría candidatura. Desde las filas de Ahora Madrid se dejó claro que Carmena nunca había valorado concurrir a las elecciones bajo las siglas del PSM, lo que no termina de explicar por qué se da cuenta de esta reunión en estos momentos.
Podemos vuelve a protagonizar su peculiar Juego de tronos
Todavía faltaba la traca mayor que definitivamente ha evidenciado que Madrid no es un feudo especialmente tranquilo para hacer política y que Podemos es capaz de sustituir al PSM y a IU-Madrid en protagonizar luchas internas a calzón quitado, delante de los focos mediáticos.
La agencia Europa Press lanzó un teletipo a propósito de un documento elaborado por Carolina Bescansa y difundido por su canal de Telegram, en el que aceptaba ser la número 2 de la lista de Iñigo Errejón en la candidatura de Podemos por Madrid a cambio de recibir su apoyo en una operación para desplazar a Pablo Iglesias del liderazgo de la formación morada. Entre los puntos del acuerdo, el veto a Ramón Espinar.
La difusión que duró unos segundos pero fue un tiempo suficiente para descargarlo y difundirlo por todos los medios de comunicación. Sobre el papel, se constataba que el aviso de Iglesias («ni media tontería, Iñigo«) al último amago de Errejón en su disputa con Espinar había caído en saco roto y que estaba en marcha una nueva operación de lucha por el poder en Podemos. A dos días de cerrarse el plazo de candidaturas para las primarias de Madrid a las que no concurrirán los anticapitalistas.
Tras la difusión del documento, las explicaciones: Errejón confirmó que había propuesto a Bescansa formar parte de su lista para Madrid, al igual que a los líderes del resto de corrientes en Madrid, pero que no conocía el contenido del documento difundido, que calificó de «delirante» y «extremadamente grave«. Por su parte, Espinar llamó a consensuar un proyecto unitario mientras rechazaba vetos entre compañeros.
Mientras, la protagonista apuntó que la difusión del documento había sido un error, que la idea de descabalgar a Iglesias era una «propuesta de su equipo» y que ni ella ni Errejón habían apoyado el contenido del documento: «Se ha filtrado por error un borrador de documento desde este canal de Telegram del que muchos medios de comunicación se están haciendo eco (…) vaya por delante que ese borrador no constituye ningún acuerdo ni ha sido validado ni por Íñigo Errejón ni por mí». En su comparecencia ante los medios defendió que eran conocidas sus diferencias con Espinar y luego, desde su perfil de Twitter, defendió su papel de militante disciplinada.
Por último, el sector oficial de Podemos filtró un argumentario a los medios en el que calificaba de «extrema gravedad» el contenido del documento atribuido a Bescansa y sugería que tanto ella como Errejón estaban protagonizando un «golpe de Estado» (declaraciones matizadas después, tras la comparecencia de los protagonistas). Todo ello cuando Podemos comenzaba a despegar en los sondeos sobre intención de voto, a la espera de catapultarse como alternativa en la moción de censura en la Asamblea de Madrid y una vez cosidas las heridas entre las corrientes lideradas por Errejón e Iglesias, al menos en apariencia.
La buena noticia para Cifuentes y el PP es que se ha dejado de hablar del agujero negro que supone la URJC, de los problemas de ejemplaridad y de los derivados por falsedad documental por unas horas. Y todo gracias a un error no provocado de la formación morada, que vuelve a proyectar un nerviosismo centrado casi en exclusiva en sus luchas de poder internas, en un intento de aprovechar el desgaste que sufre Iglesias para indicarle la puerta de salida a un año de las elecciones autonómicas y a dos de las generales.
Ante este escenario, C’s está en disposición de arrasar en un feudo como Madrid, sobre todo si tenemos en cuenta la situación de sus adversarios y errores de novato como el protagonizado, de nuevo, por Errejón en mayo de 2017 y que se ha difundido sobre todo estos días: La asunción de la derrota en los ayuntamientos del cambio y, entre otros puntos, de la defensa de articular redes que se nutran del poder municipal como lugar al que puedan recalar los cargos del partido desplazados por los resultados en las urnas.
CODA. Antes de la medianoche, Bescansa difundió un comunicado en el que rechazaba ser la número 2 de la lista de Errejón en las primarias de Podemos en Madrid. Muestra agradecimiento por la oferta pero a nadie se le escapa que esto ocurre después de que Errejón se desvinculara totalmente del contenido del documento filtrado. Ante la opinión pública y los distintos sectores del partido, quien asume la responsabilidad de lo ocurrido es ella en primera persona. No parece que vaya a tener mucho más recorrido como dirignete de la formación morada.
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