Cristina Cifuentes renunció este miércoles a ser presidenta de la CAM. En su comparecencia, poco antes del inicio del debate de PGE, que el Gobierno presumiblemente aprobará tras el apoyo del PNV, la presidenta regional daba un paso atrás después de la difusión de un vídeo grabado en el año 2011, en la sala de seguridad de un centro comercial Eroski, tras la sustracción de dos botes de crema facial que Cifuentes abonó tras personarse la policía nacional. La copia del vídeo, que Eroski asegura que destruyó cumpliendo la normativa vigente, habría circulado por varios medios de comunicación hasta que OKDiario decidió publicarlo este miércoles.
En su comparecencia ante los medios, Cifuentes confirmó los hechos, que atribuyó a un «error involuntario» y que habrían ocurrido cuando era miembro de la Diputación permanente de la Asamblea de Madrid; también aseguró que daba un paso atrás tras haberse traspasado las líneas rojas que, en su opinión, comenzó cuando se publicaron las primeras informaciones sobre el máster de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid que habría recibido a cambio de nada, que calificó de «linchamiento» y de «campaña personal» contra ella.
En su despedida, en la que no hubo agradecimientos a Mariano Rajoy y al PP, Cifuentes denunció que este vídeo formaba parte de una operación de espionaje contra su persona y que se le había intentado chantajear con este material (algo que, según ella misma, denunció ante la policía), que circula en las redacciones de los medios de comunicación. De fondo, Cifuentes confirmaba la existencia de dossieres de información sensible sobre representantes políticos a la espera de que salgan a la luz en el momento más oportuno para los intereses de quienes lo tienen en su poder.
La renuncia de Cifuentes, que dijo que iba a hacer pública tras la celebración de los actos del Dos de Mayo para evitar que Madrid cayera en manos de la izquierda radical (sic), desactivó la moción de censura registrada por el PSM en Madrid y abrió la enésima batalla interna por la elección del sucesor al frente de la Presidencia de la CAM hasta mayo de 2019. Cifuentes, que permanecerá como presidenta del PP regional a pesar de las discrepancias de Génova al respecto, había señalado a su número 2, Ángel Garrido, algo que no está claro según filtraciones del núcleo duro del PP nacional, que hará público el nombre del próximo presidente en funciones la próxima semana. Se teme que Garrido sea protagonista de otras informaciones sensibles que podrían ya estar en manos de algún medio de comunicación.
Viñeta de JR Mora en Ctxt
Mariano Rajoy esta vez sí se mostró claro respecto a la situación de la ex presidenta asegurando que había hecho lo que tenía que hacer dadas las circunstancias ; su renuncia deja la pelota sobre el tejado de la izquierda en Madrid, que en el momento de elaboración de este post presionaba a C’s para que el grupo de Ignacio Aguado no apoye a ningún candidato del PP de Madrid como sucesor. El motivo, la sospecha de que las informaciones que han acabado con la carrera de Cifuentes proceden del propio PP . En su valoración de la renuncia, Rajoy no le agradeció los servicios prestados, como suele ser habitual, ni mencionó su estrategia de aguantar, pese a ser un cadaver politico, para que C’s no se cobrara su cabeza como pieza para su asalto a la Gobierno regional.
Sí fueron más generosos los líderes de la oposición. Pablo Iglesias resaltó los límites de la política que se habían traspasado en este caso: «El caso Lezo y el máster regalado eran motivos suficientes para que Cifuentes dimitiera, pero nadie merece ser destruido como ser humano. En política debe haber límites. El problema no es solo Cifuentes, sino la mafia del PP, sus sicarios, sus tabloides y sus cloacas». Albert Rivera se pronunció en términos similares, claramente aliviado por no tener que apoyar un gobierno de Angel Gabilondo, mientras que el PSOE insistió en la existencia de una fosa séptica de corrupción en torno al PP.
Las cloacas del poder
La elección del medio (que pasa por ser una de las plataformas usadas por una parte del PP para ajustar cuentas pendientes) y el propio contenido del vídeo, con admisión desde el entorno de Cifuentes de que en esa época padecía de cleptomanía y que estaba siendo tratada al respecto, no hacen sino abonar la idea de la existencia de una suerte de cloacas que maneja información sensible de la mayoría de líderes políticos que llegan a la primera línea.
No es algo nuevo, por mucho que ahora haya quien se rasgue las vestiduras. En sus comienzos, el diario El Mundo se proyectó como periódico de referencia y azote del Gobierno de Felipe González gracias a informes y dossieres confidenciales sobre todo tipo de personalidades; como respuesta, Pedro J. fue víctima de la grabación de un vídeo de contenido sexual ampliamente distribuido en las facultades de Periodismo de la época.
En este caso, todo apunta a que estamos ante un ajuste de cuentas interno, que llega después de que Cifuentes recibiera el abrazo de Mariano Rajoy en el último acto público al que acudió como presidenta regional. Casualidad o no, se controlaron los tiempos, con la publicación del vídeo y de la renuncia de Cifuentes antes del debate de PGE, que garantiza la estabilidad del Gobierno hasta 2020, y un día antes de que se conozca la sentencia de la presunta violación múltiple en los Sanfermines, que ocupará la atención de los medios.
Además, el último acto de la retirada de Cifuentes se produce tras semanas de errores políticos y de comunicación (el penúltimo, el bloqueo de sus guardias de seguridad a la prensa para que no pudiera ser preguntada en su última comparecencia en la Asamblea) y después de notorios desencuentros en público entre el PP de Madrid y un sector de Génova, por un lado, y con las maniobras del sector encabezado por Martínez Maillo para consensuar una salida a la crisis de Madrid con C’s. Por último, propios y extraños hablan de que este vídeo circulaba por muchos sitios y que el propio Ignacio González, con quien se le relacionó sentimentalmente también, exhibía la imagen grabada en el centro comercial como confirmación de que todos tienen cadáveres en el armario.
Llegados a este punto conviene aclarar varias cuestiones:
Primera: La difusión de este vídeo ha sido una jugada muy sucia que obliga a reflexionar sobre quién controla los resortes del poder y a propósito de la posibilidad de que haya material sensible de miles de ciudadanos (representantes políticos o no) que seleccionan y utilizan manos negras según su interés personal. Cifuentes se tenía que haber ido por el caso del Máster (por no hablar de su participación directa o indirecta como dirigente del PP de Madrid en las tramas de corrupción que ha hecho saltar por los aires a su partido en la CAM) y no por un hecho que, cuando se produjo, no se tomó como un problema por sus superiores. Al contrario. A pesar de lo ocurrido, Cifuentes fue promocionada como delegada del Gobierno en Madrid y como candidata del PP a la presidencia de Madrid (amén de presidenta del PP madrileño).
Segunda: Nadie merece un escarnio público como el que Cifuentes sufrió este miércoles, con impacto de su renuncia en la prensa internacional. Basta con echar un vistazo a las redes sociales y/o a los programas de televisión, con programación especial en Telemadrid o la alteración de los contenidos habituales de Sálvame (Tele5), para concluir que ha habido excesos en el tratamiento, que no ayuda la ronda que Eduardo Inda ha realizado en todas las cadenas llamándola ladrona y que alguien se pasó de frenada en la difusión de un vídeo con este contenido. Una de las consecuencias ha sido la cercanía a la propia Cifuentes de personas que ideológicamente están muy lejos de ella pero que entienden que pudo deberse a un error humano, especialmente si en ese momento estaba diagnosticada como cleptómana.
Tercero: Podemos hacer política ficción y pensar en lo que habría ocurrido si Rajoy hubiera pedido a Cifuentes su retirada tras las primeras informaciones que apuntaban a que su palabra sobre el Máster de la URJC hacía aguas por todas partes. En su lugar, el PP de Madrid la respaldó en la Asamblea y cargos de toda España la aplaudieron durante varios minutos en la Convención nacional del PP. En ese contexto, todo apunta a que la presidenta regional habría intentado ganar tiempo, quizás a la espera de que se rebajara la hostilidad generalizada contra su persona contra el criterio de Génova, que ha estado durante días lanzando mensajes de falta de apoyo (como la reducción de la representación institucional en los actos del Dos de Mayo).
Cuarto: A pesar de la opinión generalizada, que apunta a que el PP es un bloque monolítico, la caída de Cifuentes ha evidenciado la existencia de, digamos, diferentes corrientes en Génova, con ramificaciones en el resto de territorios. En este contexto, resulta sintomático el silencio de María Dolores de Cospedal, que salió a defender a Cifuentes en el primer día del escándalo del Máster, o de Rafael Hernando, que hace unos días denunciaba que estábamos ante una «cacería» similar a que en su momento sufrió, en su opinión, Rita Barberá. A la espera de ver lo que ocurre en las próximas semanas, todo hace pensar en una guerra interna de dimensiones considerables, sobre todo si se abre la veda a la difusión de dossieres con información sensible de los implicados.
Y quinto: Estamos llegando a un punto muy extraño en este país en el que los desfalcos a gran escala, los recortes de derechos de todo tipo o las corruptelas del sistema no pasan factura a quienes los protagonizan pero sí asuntos muy menores. Cifuentes abonó 40 euros por las cremas sustraídas; nada que ver con su acción en la reputación de la URJC; en su presunta implicación en las tramas Lezo, Púnica o Canal Isabel II; en lo que los años del gobierno del PP en Madrid ha supuesto en recortes en sanidad y educación pública; en la situación del transporte (en especial Metro de Madrid) o de la Justicia. No es de recibo poner la lupa en lo que pueden ser errores humanos (en este caso, un hurto que ni siquiera se plasmó en el correspondiente atestado policial) mientras nos sobrepasan situaciones que sí nos afectan directamente.
El PP no ha salido fortalecido de la renuncia de Cifuentes, y ésa es la conclusión más relevante al valorar la gestión de una crisis como la abierta hace 35 días en la joya de la Corona del poder popular. En este contexto de errores de estrategia, que empezaron con la no valoración del enfado que provocaría en la ciudadanía las informaciones sobre el uso de la universidad como cortijo particular de los miembros del PP, Ciudadanos puede apuntarse un tanto en la opinión pública, a la espera de lo que haga la izquierda en Madrid y en el resto del país. Mientras, en términos internos, la lucha por la posible sucesión de Rajoy vuelve a centrarse en María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría y Alberto Núñez Feijoó.
CODA. El PNV anunció un apoyo a los PGE del Gobierno a cambio de una subida en las pensiones desde este año y con el retraso de la aplicación del llamado factor de sostenibilidad hasta 2023. La posición del PNV llega después de que los pensionistas volvieran a protagonizar el lunes una convocatoria multitudinaria en Bilbao. Horas después de anunciarse el acuerdo, desde el Ejecutivo se filtró que Rajoy estaría por la labor de no repetir elecciones en Cataluña, por lo que no impedirá el voto delegado solicitado por Toni Comín y Carles Puigemont de cara a la votación del próximo presidente de la Generalitat.
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