Con mucho retraso abordamos el ánalisis del barómetro del CEO realizado a partir de 1200 entrevistas realizadas entre los días 10 y 30 de enero, con datos de estimación de voto en el caso (más que probable) de una repetición de las elecciones autonómicas y a propósito de la opinión de los catalanes ante la situación de los líderes del Procés.
Por este motivo, conviene abordar los datos con mucha más precaución de la habitual, sobre todo porque el trabajo de recogida se produjo mucho antes de la detención de Carles Puigdemont, de los desencuentros entre miembros del Gobierno y el TS y antes de actitudes como las que vimos este fin de semana en la final de la Copa del Rey, celebrada en Madrid, con la policía requisando todo lo que entendía que pudieran constituir símbolos del independentismo (camisetas y banderas amarillas, estelladas).
Con todas las prevenciones hechas, el CEO situaba a C’s como el partido más votado, con el 24.7% de los apoyos (-0.65 puntos respecto a las elecciones del 20 de diciembre) y la pérdida de hasta tres diputados de los 36 conseguidos entonces, en un escenario de retroceso del PSC, de estabilidad de los comunes y de una leve recuperación del PP.
En este contexto, C’s duplica el resultado del siguiente partido constitucionalista y compite directamente con ERC, que volvía a ganar la partida a Junts Pel Catalunya (JxC) con el 22.9% de los apoyos (33-35 diputados) frente al 19.5% de JxC (29-31 escaños). Si lo comparamos con los últimos datos en las urnas, ERC habría sumado 1.52 puntos (y hasta 3 diputados) mientras que el partido de Carles Puigdemont habría retrocedido 2.1 puntos (con una pérdida de hasta 5 escaños).
La buena noticia para el independentismo es que la CUP se recupera respecto al batacazo de las últimas eleccions y podría a llegar a duplicar su representación (de 4 a una horquilla de 7-8 escaños). Sube 2 puntos en intención de voto, que se parece mucho a lo que pierde JxC. Entre las tres fuerzas se harían con una horquilla de 69 y 74 diputados, aunque conviene tener en cuenta que lo que pierden dos es muy posible que lo gane el tercero. Así, podríamos volver a estar en un escenario como el actual Parlament, en el que el independentismo unido vuelve a sumar 70 escaños.
En las filas del unionismo, la victoria de C’s convive con una pérdida de apoyo del PSC, que podría volver a niveles de apoyo de la legislatura de 2015-2017: Se movería en torno a 12.5% de intención de voto (-1.36 puntos respecto al 20D) y pasaría de 17 a 15-16 diputados. Por su parte, los comunes conservarían sus 8 escaños actuales con un 7.4% de los votos mientras que el PP se recupera en porcentaje de voto levemente (del 4.24 al 4.6% de intención de voto), aunque la asignación de diputados podría traducirse en la pérdida de un asiento de los cuatro actuales.
De acuerdo con la estimación del CEO, la participación bajaría sustancialmente en el caso de nuevas elecciones (casi 12 puntos menos), que se traslada a la fidelidad de voto de las diferentes fuerzas políticas. Un mes después de las elecciones, ninguno refleja transferencias de voto hacia otras opciones claras aunque sí se recoge el 17% de votantes de C’s que mantienen que se abstendrían en el caso de nuevas elecciones. En este sentido, llama la atención el 91.8% de fidelidad de voto que registra ERC o, en el lado contrario, el 83.9% que mantiene el PSC.
Si relacionamos este punto con el voto directo, vemos que ERC sobrepasaría a C’s en voto directo: 20% frente al 17.2% de la formación de Inés Arrimadas. JxC se movería en el 12.5%, cerca del 10.9% del PSC. En el último tramo de la tabla encontramosa CeC (6.4%), la CUP 85.4%) y el PP, que cierra con un 1.9% de voto directo. Lo mismo sucede si observamos los datos de simpatía: El 18.9% cita a ERC y el 15.9% a C’s, con el PSC en el 11.8% y JxC en el 9.1%. Los comunes reciben un 8.9% y la CUP un 5.5%, con el PP en el 2.4%.
El CEO también realizó estimación de voto en relación al comportamiento de los ciudadanos catalanes en el caso de nuevas elecciones generales en España. Así, y a pesar de la proyección de C’s, la lista de la formación naranja sería segunda opción, prácticamente empatada con los comunes (18.5%, que se moverían en torno a los 8-10 diputados de los 12 actuales tras perder 6 puntos en lo que llevamos de legislatura). C’s subiría 7.66 puntos hasta el 18.6% y pasaría de 5 a 8-9 asientos, lo que redundaría en el escenario de ascenso que apuntan todos los estudios democóspicos también en España.
Por delante de ambos estaría ERC, que sería primera fuerza catalana en el Congreso con el 22.4% de los apoyos (+4.22 puntos) y 13 diputados, hasta 4 más de los actuales. Frente a otros estudios, que plantean una caída de JxC, el CEO le sitúa en el 15% de apoyo (+1.1) y oscila entre los 7-9 escaños frente a los 8 actuales. Por su parte, el PSC cae 0.6 puntos (15.5%) y podría perder un diputado, al tiempo que la debacle de las elecciones catalanas se traslada al PP, que pasa del 13.36% al 7% de los votos, conservando sólo 2 de los 6 escaños que tiene en la actualidad. Todo ello en un contexto de particpación del 68% y con un 27.4% que no declara el sentido de su voto según las diferentes modalidades de respuesta.
Sí se registran más movimientos cuando se pregunta por la fidelidad de voto de cada partido debido, sobre todo, al tiempo transcurrido desde las últimas elecciones generales. Así, ERC mantiene al 83.6% de sus votantes, con un 13.4% votaría hoy por el PdeCat (JxC), que mantiene al 73.3% de su electorado (7.8% votaría por ERC). Los comunes sólo conservan al 68.9% de los votantes, un buen dato si lo comparamos con el PP, que amarra al 55% de sus votantes mientras que el 32.5% se va a C’s. La formación naranja convence a 9 de cada 10 votantes.
Elecciones como plataforma de aterrizaje
Invitamos a los interesados a analizar los datos del barómetro postelectoral del CEO, que apuntan a propósito de la consideración de las elecciones del 20 de diciembre como una excusa para reducir la tensión disparada desde septiembre de 2017. Así, el 73.7% apuntaba que tenía decidido el sentido de su voto desde antes del arranque de la campaña electoral, mientras el 75.6% mantiene que votó con convicción al partido de sus preferencias.
El 57.4% señala que la posición de las distintas formaciones respecto al conflicto catalán fue lo que motivó su decisión mientras que, tras las elecciones, el 35.9% apuntaba a que el nuevo Gobierno buscara una solución al conflicto (opinió cmpartida por el 48.3% de votantes de JxC, del 47.5% de los de ERC, del 19.4% de los de la CUP y del 51.4% de los comunes). El 19% apostaba por seguir con la independencia como objetivo (41.1% de electores de JxC, 74.2% de los de la CUP y 37.4% de los de ERC) y el 20.8% por abandonar este máximo (opinión compartida por el 38.7% de electores del PSC, 34% de los de C’s y 26.3% de los del PP).
También resulta llamativo el comportamiento cuando se pregunta por los sentimientos que ocasionaron los distintos hitos registrados en Cataluña desde el mes de septiembre: Desde las sesiones del Parlament para marcar el paso legislativo a la independencia al referéndum del 1 de octubre y las elecciones autonómicas convocadas en aplicación del art. 155 de la CE. Así, la rabia y la vergüenza son mencionados como los sentimientos más frecuentes, compartido con la ilusión en la declaración unilateral de independencia o tras los resultados de las elecciones. En este momento, tras los meses del parálisis del Parlament, es posible que haya variaciones en estos datos.
A menudo hemos escrito en este blog a propósito de la brecha entre Cataluña y el resto de España, una brecha que explica la distorsión entre las percepciones de lo que ocurre en el mundo del independentismo en nuestras fronteras y el apoyo cada vez más explícito en las opiniones públicas de otros países europeos. Así, aquí vemos a diario el apoyo a las restricciones a la libertad de expresión por parte de las FCSE y de los tribunales o las arengas a las FCSE que se desplazaron a Cataluña durante las semanas del 1 de octubre con el objetivo de reprimir la convocatora del referéndum o las derivadas posteriores. Esta brecha se percibe en la consideración de Cataluña y los catalanes en cualquier conversación, incluso por personas ubicados en la izquierda ideológica, y en los mitos fundacionales de las distintas comunidades.
Así, el CEO pregunta por el apoyo que la CE de 1978 tendría en Cataluña en estos momentos, y las respuestas sorprenderán a quienes siguen viendo el conflicto como un hecho puntual azuzado por las circunstancias internas de CiU: El no ganaría con facilidad frente al sí, una negativa a la que se sumarían los votantes de Catalunya en Comú y que, entre los del PSC, sólo apoyaría el 56.2%.
La independencia pierde apoyo
El 40.8% votaría a favor de la independencia de Cataluña (-7.9 puntos respecto al barómetro publicado en octubre de 2017), al tiempo que aumenta el apoyo al no (53.9%, +10.3 puntos respecto al barómetro anterior), lo que viene explicado por la disminución del porcentaje de catalanes que no se pronuncian al respecto.
En cuanto a la consideración de Cataluña, el 32.9% reclama que sea considerada un Estado independiente, destaca una constante: El aumento del apoyo a las tesis independentistas de los votantes de JxC frente a cierta disminución de apoyo de los de ERC, quizás en consonancia con la posición de algunos de sus líderes. De esta manera, el 79.5% entre los votantes de JXC se manifiesta a favor de la independencia frente al 70.8% de los de ERC y 87.1% de los de la CUP.
El 36.3% aboga por que Cataluña siga siendo una CCAA dentro del Estado español (76.4% de votantes de C’s y 60% entre los de PSC y PP), el 19.4% apunta a profundizar al idea federal (59.5% de votantes de CeC y 25.5% de los del PSC), mientras que el 6.6% pide que Cataluña sea considerada una región de España (36.8% de electores del PP, 13.1% de los de C’s y 10.25 de os de PSC).
En cuanto a los ejes identitarios, los catalanes se sitúan en el 4.04 en el eje izquierda/derecha (frente al 4.65 del resto de españoles, según el último barómetro del CIS que hemos analizado en este blog), lo que avanza una posición más central de los partidos conservadores. Según este dato, los electores de PP (5.94) y C’s (5.20) son los que se escoran más a la derecha, aunque en ambos casos se alejan de la media ideológica de los votantes de ambos partidos (6.96 y 5.50 respectivamente). Por su parte, los de JxC en el 4.39 de media.
Ya en la izquierda encontramos a los del PSC (3.55, frente al 3.75 que recoge el CIS) y los comunes (3.11, que comparten media con los votantes de Unidos Podemos en el resto del país), con los de ERC en el 2.97 y la CUP en el 2.70 (que se movería en una media similar a la de Compromís).
Si nos fijamos en el eje catalanista, éste se sitúa en el 5.97, con los votantes de JxC (8.15) y ERC (8.05) como los más escorados, seguidos de los de la CUP (7.66). Los comunes se sitúan en el 5.27 mientras que los votantes de C’s, PSC y PP se mueven en los márgenes del 4-5 de media (4.27, 4.71 y 4.17 respectivamente). En este sentido, si preguntamos por el eje españolista, se repite la misma dinámica a la inversa: Los votantes de C’s (6.77), PSC (6.14) y, sobre todo, PP (8.05) son los que se escoran más frente a los de las formaciones independentistas (1.99 en el caso de JxC, 1.48 en el caso de la CUP y 2.10 en ERC), con los comunes (3.64) en el medio de ambas opciones.
Sí hay mayor correspondencia entre los votantes de todos los partidos si nos centramos en la identidad europea, con los de C’s (6.79) y PP (6.16) despuntando frente a los votantes del resto de formaciones , que se mueven entre el 4.32 de la CUP y el 5.90 de los del PSC).
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