La legislatura ha dado un vuelco tras el éxito de la moción de censura presentada por el PSOE contra el Gobierno de Mariano Rajoy, que salió adelante el viernes con 180 votos a favor, 169 en contra (del Grupo Popular y C’s) y una abstención (CC). De ahí que seamos conscientes que buena parte del análisis de este post queda antiguo, a la espera de ver la reconfiguración de las fuerzas políticas, especialmente importante en el centroderecha, donde ha comenzado este fin de semana una pugna por liderar la oposición, que en estos primeros días alimenta la confusión entre los sistemas políticos presidencialistas y parlamentarios para explicar la falta de legitimidad de Pedro Sánchez para ser presidente del Gobierno.
La falta de tiempo y la sucesión de acontecimientos, desde la publicación de la sentencia de la pieza central del caso Gürtel nos impidió analizar el barómetro del CIS correspondiente al mes de abril, el último con intención de voto del Gobierno de Mariano Rajoy, que recogía los problemas que afrontaban los populares en un tiempo político en el que sucedían dos dinámicas: Sus problemas con la corrupción política y la ejemplaridad pública y el empuje de C’s como principal fuerza de oposición en sustitución de los socialistas.
La resolución de la moción de censura ha dejado en suspenso buena parte del escenario recogido en el último barómetro del CIS publicado, que analizaremos desde las preguntas habituales para incluir algunas pinceladas sobre intención de voto en la CODA, pero sí avanza la baja valoración del nuevo presidente del Gobierno, también entre sus votantes, y las dificultades del PSOE para emerger como fuerza alternativa (lugar que ocupaba C’s).
De acuerdo con los datos del CIS, a partir de 2466 entrevistas realizadas entre los días 1 y 10 de abril, es decir, en plena crisis por el máster de Cristina Cifuentes, se percibía un repunte en la preocupación por la corrupción y los partidos políticos en la lista de problemas del país. El paro volvía a ser el primer asunto para un 62.3% (-3.6 puntos respecto al mes de marzo), seguido de la corrupción y el fraude, que subía 3.8 puntos en un solo mes. Le seguían los políticos y los partidos políticos (27.4%, +1.4 puntos) y los problemas económicos, que escalaba al 21% (+1.3 puntos).
En el siguiente nivel volvemos a encontrar la preocupación por las pensiones (13.6%, -1.9 puntos) y la independencia de Cataluña, que sube del 8.6% en marzo al 11% en abril. También la sanidad (10.3%), los problemas sociales (7.4%) y la educación (7.4%) aparecen en lugares descatados de la lista, que registra diferencias cuando se pregunta por los problemas que afectan más directamente. El paro vuelve a aparecer en un lugar destacado (32.7%), seguido de los problemas económicos (19.8%) y las pensiones, que ocupan el tercer lugar (16.3%), por encima de los asuntos de ejemplaridad pública.
De nuevo, vemos cómo el ciudadano medio minimiza la corrupción como un problema que le afecte directamente (13.6%), al igual que el funcionamiento de los partidos políticos (10.1%). Sí encontramos datos más cercanos a los porcentajes generales cuando se pregunta por la sanidad (10.6%) o la educación (7.7%), con un incremento importante de la preocupación por la calidad del empleo (9.2%).
En cuanto al contexto de país, el 54.7% define la situación económica como mala (34.4%) o muy mala (20.3%), -4.2 puntos respecto a los que se pronunciaban así en el mes de marzo, antes del arranque de la temporada de vacaciones. El 37.7% apuntaba a que el contexto económico era regular. En términos comparativos, el 22% consideraba que la situación es mejor que hace un año mientras que la mitad (50.4%) apuntaba que todo era igual que el año pasado; el 25.4% estimaba que las cosas iban a peor. De cara al futuro, el 21.7% se mostraba pesimista, el 42.6% consideraba que todo seguiría igual y el 21.1% apuntaba que la economía mejoraría.
De nuevo, se percibe un mayor pesimismo sobre el contexto político, opiniones que, suponemos, empeorarán si se generalizan los argumentarios de que el viernes hubo una suerte de golpe de Estado en el Congreso. El 18.9% estima que la situación política es regular y un 76.2% estimaba que era mala (34%) o muy mala (42.2%), +1.3 puntos respecto al mes de marzo. En comparación con el año anterior, el 3.9% estimaba que las cosas iban mejor, el 50.2% que todo seguía igual y un 42.7% se pronunciaba en términos negativos. De cara al futuro, el 29% se mostraba pesimista, el 43.6% pensaba que todo seguiría igual y el 10.9% que las cosas mejorarían.
Modelo de Estado
El barómetro del CIS del mes de abril confirmó un repunte de los partidarios por recentralizar el Estado en las dos modalidades por las que se pregunta: Un 19.5% (+0.7 puntos respecto al mes anterior) se mostraba partidario de un Estado unitario, sin CCAA, opción que vuelve a ser de las preferidas en un sector muy importante de PP (34%) y C’s (32.2%) según la variable recuerdo de voto . El 11.9% (+2.1 puntos) optaba por reducir el nivel competencial de las CCAA, opción que también era bien vista por el electorado de PP (20.9%) y C’s (19.2%). Entre ambas sumam el 31.4%.
El modelo autonómico actual convence al 37.1% de los españoles, -1 punto respecto al mes de marzo, y vuelve a ser la opción preferida, sobre todo, de los votantes del PSOE (55%). También tiene una implantación importante entre el electorado de En Marea (41.7%), que vuelve a desmarcarse en este sentido respecto a sus homólogos de Unidos Podemos, En Comú Podem y Compromís.
Los votantes de los tres partidos se decantan por fórmulas de descentralizar el Estado, especialmente en la idea de aumentar las competencias a las CCAA. El 12.4% optaría por aumentar este aspecto, algo que comparten los votantes de UP (20%), ECP (50.6%), Compromís (25%) o En Marea (12.5%). El 10.4%, +2.7 puntos, vería bien que las CCAA se pudieran convertir en Estados independientes, aspecto que comparten los votantes de UP (16.3%), ECP (32.3%) y Compromís (18.8%).
En cuanto al eje izquierda/derecha, la media española se sitúa en el 4.55 y, de nuevo, el PSOE es el partido al que los ciudadanos perciben más cerca de esa media (4.53). A su derecha volvemos a situar al PP (8.25) y a C’s (6.77), mientras que a la izquierda hallamos a Compromís (3.20), la confluencia más escorada a la derecha, ECP (3.04) y, ya por debajo del 3, a Podemos (2.25), En Marea (2.23) e IU (2.17), que es la formación de la confluencia más percibida a la izquierda.
CODA. Como apuntábamos, destacamos algunos datos de interés de la estimación de voto realizada por el CIS porque podrían ser útiles en los análisis futuros. La noticia más importante fue el crecimiento de C’s, que había sobrepasado al PSOE como segunda fuerza con el 22.4% de intención de voto, +9.4 puntos respecto al resultado conseguido el 26J, situándose a 1.6 puntos del PP, que caía al 24% (-9 puntos en comparación con 2016).
El PSOE, en este reparto, se quedaría en el 22% (-0.7 puntos), lo que afianza la idea de que C’s ha crecido, sobre todo, gracias al desplome electoral del PP y, de manera secundaria, por arañar votos en el PSOE. Unidos Podemos, por último, se quedaba en el 19.6%, apenas 1.5 puntos por debajo de su último resultado en las urnas, a la espera de consignar el posible castigo por la vivienda adquirida por Pablo Iglesias e Irene Montero.
En recuerdo de voto, C’s era el partido con más voto movilizado (16.1%, que pasaba al 77.3% entre los votantes de su formación), seguido del PSOE (13.5%, con un 62.1% de fidelidad de voto entre los suyos), PP (12.1%, que pasaba al 56.4% entre su base electoral) y UP (11.3%, con un 58.6% de fidelidad que superaba el 70% entre los votantes del resto de las confluencias). La noticia, sin embargo, volvía a ser el 39% que no declaraba el sentido de su voto: El 18.6% se mostraba indeciso, el 2.7% no contestaba, el 12.9% optaría por la abstención y el 5% por el voto en blanco o nulo. En este sentido, destaca el 21.9% del electorado de UP que optaría por la abstención en el caso de nuevas elecciones, datos que, recordemos, se consignaron antes de la información sobre la vivienda de los líderes de la formación en Galapagar.
En simpatía, el 34.7% decía no sentir especial cercanía por ningún partido. Entre los partidos, el PSOE volvía a ser el mejor situado (15.8%, que pasaba al 64.6% entre los suyos), seguido de C’s (14.1%, que pasaba al 62.7% entre sus votantes) y el PP (12.2%, con un 57.1% de apoyo entre sus electores). UP se quedaba en el 11.8%, con un reparto entre los que se siente más cerca de lo que defiende Podemos (35.3%) e IU (24.7%).
Si se sumaban ambos conceptos, el voto directo y la simpatía, C’s volvía a decantarse como la primera opción con un 18.1% (80.8% entre sus votantes); le siguen PSOE (16.7%, con un 72.1% entre los suyos) y PP y UP, que empatan con un 13.8% y un 13.7% respectivamente. En el caso de los populares, el porcentaje de apoyo entre su base electoral se queda en el 63.2%, muy por debajo del 71.6% que registra UP entre los suyos (con una caída al 69.7% entre los electores de En Marea).
En cuanto a la posición del Gobierno y la oposición en ese momento de la legislatura, el 29.6% (48.6% de votantes del PP) calificaba la actuación del Gobierno de Mariano Rajoy como regular, con un 59.3% que lo definía en términos negativos. En el caso del PSOE, el 31.1% se decantaba por una labor de oposición regular (51.1% de sus votantes) y 60.3% consideraba que era mala o muy mala. Asimismo el 82.1% decía sentir poca (30%) o ninguna (52.1%) confianza en Rajoy como presidente del Gobierno, dato que llegaba al 85.5% cuando se preguntaba por Sánchez.
Así, en valoración, Alberto Garzón aparecía como el líder nacional mejor situado con un 3.80 (6.56 entre los suyos), seguido de cerca por Albert Rivera, que llegaba al 3.79 (6.13 entre los electores de C’s y 5.45 entre los del PP). Más lejos encontrábamos a Sánchez, con un 3.35 (5.89 entre sus votantes), a Pablo Iglesias (2.77, con un 5.85 entre los suyos, por detrás del dato de su compañero de bancada) y Rajoy, que cerraba la lista con un 2.59 que pasaba al 5.94 entre los electores populares.
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