Santamaría y Cospedal se disputarán el liderazgo del PP

Se cumplieron los pronósticos. Tras la negativa de Alberto Núñez Feijoo de postularse para liderar el PP, la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, y la ex vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, finalmente dieron un paso al frente como candidatas a las primarias para liderar el PP y, previsiblemente, para convertirse en la cabeza de lista de su partido en las próximas elecciones generales, previstas para dentro de dos años tal y como confirmó el presidente del Gobierno. Sería la única formación estatal que presentaría una mujer como aspirante a presidir del Gobierno y, además, la iniciativa procede del partido más conservador del arco parlamentario.

Las dos mujeres que, durante años, han susurrado al ex presidente del Gobierno comparten destino también en la tarea de sustituir a Rajoy y de reflotar un partido que afronta el próximo ciclo electoral en shock por su caída en las encuestas y, sobre todo, por la ausencia de liderazgo desde la marcha de Rajoy, que este martes tomó posesión de su plaza de registrador de la propiedad en Santa Pola. Por otro lado, Génova afronta la novedad de unas primarias que enfrentará a dos mujeres que mantienen entre sí una enorme rivalidad y sobre las que pivotará el resto de candidatos que anunciaron su intención de presentarse a las primarias (los más relevantes, Pablo Casado y José Manuel García-Margallo).

Desde el partido se alerta de las consecuencias de estas dos decisiones por el efecto que está teniendo sobre unos afiliados muy disciplinados y acostumbrados a la jerarquía una disputa entre seis candidatos que, además, tienen cuentas pendientes entre sí como ocurre entre el ministro de AAEE y Santamaría y con el papel que finalmente juegue Pablo Casado. En este sentido, llama la atención que organizaciones tan poderosas como el PP de Madrid, que organizará el Congreso nacional del PP, se declare neutral ante un proceso en el que las direcciones autonómicas no tienen pinta de pronunciarse políticamente.

Sí ha habido grandes diferencias en el escenario y el tono elegido por Santamaría y Cospedal para realizar sus respectivos anuncios, que tienen que ver, sobre todo, con el punto de partida de cada una y con el objetivo que quieren trasladar a las bases del partido.

Así, la exvicepresidenta avanzó su decisión desde su cuenta de Twitter y, horas después, realizó el anuncio a las puertas del Congreso de los diputados, en mitad de una nube de medios de comunicación, con mucho calor, en lo que era un mensaje directo dirigido a los afiliados del PP: Es posible que no me consideréis como una de las vuestras pero debéis pensar a medio plazo para elegir a la persona indicada para volver al Palacio de la Moncloa: «Sé lo que es hacer una buena oposición y con una buena oposición volveremos al Gobierno».

Así, Santamaría respondió algunas preguntas de los periodistas, sin entrar en demasiadas valoraciones, tampoco cuando se le cuestionó que se presentara a las primarias contra Cospedal. En cambio, habló mucho de volver al Gobierno y de recuperar la  unidad y un proyecto unificador para conseguirlo, ideas que reiteró en las entrevistas que ofreció a distintos medios a lo largo del día.

El mensaje de la ex vicepresidenta llegó poco después del anuncio de Cospedal: La secretaria del PP, que anunció que abandonaba el cargo tras ser proclamada candidata oficialmente, optó por rodearse de los suyos y, en un recinto cerrado, ante un atril, se ofreció a liderar el partido con menciones indirectas a su defensa de la organización ante los problemas de corrupción que les ha salpicado (y de paso, un dardo envenado a Santamaría, a la que se acusa de haberse puesto de perfil con este asunto): «Soy abogada del Estado, conozco muy bien a este partido y a su militancia y he dado la cara por individuos que robaron y no respetaban sus siglas».

Cospedal esgrimió sus logros profesionales para postularse como la mejor candidata para hacerse con las riendas del partido y vovler a ganar: «Estoy preparada, ofrezco mi experiencia, mi capacidad de trabajo y mi ilusión. Me presento para ganar, para ganar y para ganar. Me presunto para ganar las elecciones generales, las autonómicas y las municipales, las europeas y para reunir de nuevos a todos los que en su día estuvieron en torno al PP». Curiosamente, entre sus cargos no mencionó que presidió la Junta de Castilla-La Mancha entre 2011 y 2015.

Su discurso, errático y excesivamente largo, tenía también una finalidad: Remarcar que ella es pata negra del partido frente a Santamaría, que siempre ha estado vinculada personalmente a Rajoy tanto en el partido como en el Gobierno. Consciente de que parte con ventaja en cuanto al control del partido, sólo comparable al de Pablo Casado, realizó un discurso dirigido a los suyos, conscientes de que los que deciden el 4 de julio son los afiliados y que éstos no tienen por qué compartir opiniones con el resto del electorado.

En este sentido, es posible que su discurso cale en la militancia popular si ésta opta por un refuerzo de las opciones orgánicas frente a las posibilidades electorales que representa xSantamaría, que durante el mandato de Rajoy fue la ministra mejor valorada del Gobierno de acuerdo a los barómetros del CIS.

Por si sirviera de termómetro, el GESOP publicó hace unos días una encuesta sobre las preferencias de la ciudadanía respecto a la carrera por la sucesión del PP: Si obviamos el porcentaje de los que no se pronuncian o no saben, Santamaría es la candidata preferida por el electorado español para sustituir a Rajoy y la segunda, tras Núñez Feijoo, si se tiene en cuenta la variable de recuerdo de voto al PP.

En el listado elaborado por GESOP, en el que no aparece Pablo Casado, María Dolores de Cospedal cierra la tabla entre el electorado aunque queda penúltima entre el votante del PP. Y, en este combo, además, debe tenerse en cuenta la intencionalidad del afiliado que, como apuntábamos antes, puede optar por mantener las esencias orgánicas frente a una apertura a la sociedad, sobre todo si, como hasta ahora, no se explicitan los proyectos que lidera cada candidato.

Los datos de My Word para la Cadena SER, publicados hace una semana, también indican resultados muy parecidos respecto a la pugna en el PP: Santamaría es la preferida entre el electorado para liderar el partido, seguida muy de cerca por Núñez Feijoo, situación que se prolonga también cuando se cruza la variable recuerdo de voto. La retirada del presidente de la Xunta, además del de Ana Pastor, podría modificar las opciones de Cospedal, que queda relegada a un plano muy secundario tanto entre el electorado (5.1%) como entre su propia base electoral (6%). Sin embargo, como repetimos machaconamente, en estas primarias votan en la primera fase los afiliados del partido, que pueden tener consideraciones orgánicas diferentes al interés del electorado.

CODA. Horas antes de agotarse el plazo para presentar candidaturas, las dos personas de las que se hablaba como líderes de transición, Iñigo de la Serna y Ana Pastor, se descolgaron de la contienda. El ex ministro convocó a los medios para anunciar su apoyo a Santamaría mientras que Pastor alegó su cargo de presidenta del Congreso para declinar la oferta.

Por su parte, el jueves, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se mostró disponible para optar a liderar el PP a partir de 2020. Como apuntábamos hace unos días, se confirma que el líder gallego prefiere aguantar en estos momentos desde Galicia la división interna que se avecina en Madrid: «Si usted me pregunta si en 2020 presentaría mi candidatura en un Congreso del PP, no le oculto que muy probablemente. Una vez finalizado mi mandato en Galicia, estaría a disposición del partido si me necesita para ser presidente”.

La guerra interna que los medios afines al PP ya asumen ya se percibe en la posición adoptada por los ministros del último Gobierno de Rajoy. Sin sorpresas, Santamaría contó con el apoyo público de Alfonso Alonso, Fátima Báñez y de Alvaro Nadal mientras que Dolors Montserrat y Juan Ignacio Zoido mostraron su respaldo a Cospedal.

La posición de Zoido y de Báñez, por cierto, avanza divisiones en el PP andaluz, como ya se venía fraguando por el control que sobre el partido sigue ejerciendo Javier Arenas.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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