El primer ministro, Alexis Tsipras, afronta el año que resta para agotar la legislatura con dos logros: Haber sacado al país de la vigilancia internacional tras superar el tercer rescate, aprobado en julio de 2015, y salir reforzado de una moción de censura que presentó Nueva Democracia, que sólo contó con 127 de los 151 votos necesarios para tumbar al Gobierno.
El motivo de la presentación de la moción de censura fue la ratificación del Parlamento del acuerdo alcanzado por Atenas a propósito del nombre de la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) tras dos décadas de negociaciones, un asunto central entre los partidos ultranacionalistas y que derivó en que un diputado de Amanecer Dorado llegara a pedir al Ejército que diera un golpe de Estado.
Con un tono más templado, el líder conservador, Kyriakis Mitstotakis, señaló que Tsipras no tenía legitimidad para negociar estos términos porque contaba con la oposición de su socio de gobierno, ANEL: «Estamos en una situación sin precedentes en la historia constitucional de Grecia. Un primer ministro sin un mandato parlamentario claro que quiere comprometer al país en una realidad que no será posible cambiar», dijo.
Tsipras defendió el acuerdo en estos términos: «El país ha acordado con la Antigua República Yugoslava de Macedonia una solución definitiva a una disputa de tres décadas. Sella el paso de un periodo de debilidad económica y aislamiento internacional a uno de recuperación económica dinámica y fortalecimiento de su posición internacional». El visto bueno de Atenas a la República de Macedonia, denominación aceptada por 140 países del mundo, constituye un paso fundamental de cara a la futura anexión de Macedonia en la UE y en la OTAN.
Inicialmente, el partido Griegos independientes controla el Ministerio de Defensa y se mostró en contra de una denominación que no implicase la desaparición del término Macedonia de la nomenclatura del país, ya que así se llama también una región griega. Al final, el líder del partido decidió no votar contra el Ejecutivo del que forma parte con la excusa de que el nombre acordado finalmente no será aceptado por Macedonia.
Tsipras acudió con esta victoria parlamentaria a la reunión del Eurogrupo para abordar el final del programa de intervención financiera directa sobre la economía helena, donde le esperaba la segunda victoria: Tras ocho años de intervención y tres programas de ayuda financiera de 288.000 millones de euros, Atenas afronta el final del programa de ayudas que llegará el próximo 20 de agosto, aunque seguirá bajo supervisión de la Troika al menos 20 años más en lo que se entiende como una «supervisión reforzada».
En los ocho años que han transcurrido desde el colapso económico, que derivó en una crisis política y renovación del sistema de partidos, el país que estuvo a punto de romper la Eurozona ha pasado de un déficit público del 15.1% en 2009 a un superávit primario del 0.8%. Este año crecerá un 1.9% y el próximo llegará a un 2.3%, datos que se destacan frente a la devaluación interna sufrida y que ha supuesto una caída del 25% de la riqueza nacional (datos del FMI), desempleo crónico (por encima del 20%, 45% entre los jóvenes), pérdidas de población y empobrecimiento que llega al 36% de la población.
ND saca 12.2 puntos a Syriza a poco más de un año de las elecciones
A pesar de los datos, Tsipras recibió la felicitación de los líderes europeos ante el visto bueno del Eurogrupo, que celebró poniéndose una corbata en la sala de prensa. Ahora queda vender el final del periodo de rescates en Grecia, con las agencias de rating aumentando la solvencia de la economía helena pero con los sondeos sobre intención de voto aventurando una victoria de Nueva Democracia en las próximas elecciones generales.
El principal partido de la oposición se movería en torno al 34.4% de media, +6.3 puntos respecto a las elecciones de 2015 y casi medio punto más respecto a los estudios demoscópicos publicados a lo largo del mes de abril, con horquillas que van desde el 25.7% (Alco) al 39% (Public Issue), lo que le colocaría en una situación de práctica mayoría absoluta.
Con un 22.2% de promedio, -13.26 puntos en relación a 2015, Syriza sería segunda fuerza tras perder 2 puntos respecto al mes de abril y con horquillas superiores que no le otorgan más del 25% de intención de voto. En cualquier caso, sería el principal partido de la oposición parlamentaria con tres fuerzas disputándose la tercera opción: Amanecer Dorado, el KKE y el Movimiento para el Cambio.
Esta tercera opción, que nace como resultado de la confluencia del PASOK y de To Potami, alcanzaría el 9.05% de intenció de voto, medio punto menos respecto al mes anterior, aunque quedaría por delante de Amanecer Dorado, que sería la cuarta preferencia con un 8.25% de promedio (+1.25 puntos respecto a 2015 y -0.30 puntos respecto al mes de abril). Los comunistas del KKE se quedarían en el 7% de media, +1 punto en comparación con su última representaciónen las urnas y medio punto también respecto al mes de abril.
En la cola encontramos también las opciones habituales: Anel, a la espera de computar el giro argumental defendido en la moción de censura contra el Gobierno de Tsipras, se queda´ria en el 2.45% de intención de voto, medio punto menos respecto al mes de abril, mientras que EK roza el 3% (2.8%) de intención de voto. LAE, que nació como una escisión de Syriza, se quedaría en el 1.8% de intención de voto, con la mitad de sondeos que ni siquiera pregunta al electorado,al igual que Course of Freedom, que queda relegado a un único estudio demoscópico (en el que consigue el 2.3% de intención de voto).
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