Hace unos días, la Casa Blanca reconocía el impacto que estaba teniendo para su reputación la imagen de los niños hondureños y salvadoreños, principalmente, separados de sus familiares en la frontera entre México y EEUU como medida de presión de la Administración Trump a la Cámara de Representantes (para liberar ayuda para construir un muro en la frontera sur del país) y hacia los propios inmigrantes que tratan de entrar en EEUU de forma ilegal. Léase con atención: La Casa Blanca no se lamentaba por la medida adoptada sino por el impacto negativo que esas imágenes estaba provocando en la Administración.
Esta constatación pública nos pone en la pista, de nuevo, en la importancia que tienen las imágenes en un contexto tan interconectado como el nuestro, especialmente en política. Una mala fotografía, en un contexto en el que apenas importan las explicaciones o el contexto, pueden impulsar o acabar con la trayectoria política de un representante político en cuestión de horas.
En sentido positivo, tenemos el vídeo del presidente de Francia, Emmanuel Macrón, abroncando a un chaval que se refirió a él en términos muy coloquiales. El vídeo, que difundió su propio equipo, hacía hincapié en la teórica falta de respeto a las instituciones que tienen las nuevas generaciones, al tiempo que proyectaba al presidente de Francia como el primer implicado en hacer entrar en vereda a los maleducados. Los aplausos ante esta actitud todavía resuenan a pesar de que el protagonista indirecto, de apenas 15 años, se encuentra encerrado en su casa por la presión pública.
En sentido negativo, el ex presidente de Ucrania, Yanukóvich, puede explicar el impacto negativo que determinados vídeos o imágenes tomadas durante la proyecta del Maidán tuvo en su propia presidencia, hasta el punto de que tuvo que abandonarla cuando francotiradores, no se sabe todavía a sueldo de quién, comenzó a disparar contra los manifestantes más pacíficos.
Así, sorprende el interés de los partidos creciente por la fotografía frente a otro tipo de material audiovisual. Si hace una década todos hablábamos del impacto de los vídeos políticos o electorales como herramienta potentísima para captar la atención de los votantes, hoy ese lugar parece ocuparlo la fotografía fija. Y eso obliga a los equipos a contratar a fotógrafos buenos que acompañen a los candidatos o a los políticos asentados, como ocurrió durante el mandato de Barak Obama con Peter Souza.
Pedro Sánchez busca inspiración en JFK
En la política española, tenemos imágenes de políticos ayudando a construir un relato a partir de la fotografía oficial. El más evidente, en tanto que ha implicado una cuenta oficial, se refiere al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Su llegada a La Moncloa fue celebrada con un vídeo suyo corriendo antes de reunirse con su equipo más cercano y con fotografías con la mascota de la familia, al más puro estilo Barak Obama.
Tras esta declaración de intenciones, el equipo presidencial ha seguido ejecutando una política de comunicación cuanto menos curiosa. Así, al tiempo que Moncloa evita exponer a Sánchez a entrevistas mínimamente controvertidas y prefiere exponerle a la suavidad de TVE y El País, el equipo que rodea la presidencia se ha encargado de difundir imágenes de un presidente del Gobierno muy estadounidense con la excusa de su primera intervención en la reunión previa al Consejo Europeo, a la que acudió como exponente del giro que la UE debería imponer a la inmigración ilegal, con el recuerdo de la gestión del desastre del Aquarius.
Además de escuchar al presidente del Gobierno respondiendo en inglés a las preguntas a la prensa europea, vimos a Sánchez emulando a los presidentes de EEUU, con especial mención a las imágenes icónicas protagonizadas por John Fitzgerald Kennedy (y que salieron de la cabeza de Jack Lowe). Sánchez apareció en mangas de camisa y con gafas de sol dentro de un avión Falcon, como si fuera el Air Force One, mientras trabajaba con un miembro de su equipo en una imagen es idéntica a una de JFK (bien visto por Antonio Camuñas, @ManhattanManOne).
El equipo de Moncloa aprovechó también para difundir imágenes de Sánchez justo antes de subir al avión oficial (en un nuevo guiño a la comunicación política de los ex mandatarios de EEUU) y de su reunión con el presidente francés, con el que Sánchez se comprometió a trabajar en una política europea de control de flujos migratorios diferente (aunque, en la práctica, difiera muy poco de la actual).
En este sentido, llama la atención la inserción de ambos presidentes, que comparten generación y juventud, en un entorno idílico (unos jardines muy frondosos, con un verde ácido, en un contexto muy soleado) con Sánchez dando la cara a la cámara y sin intérpretes; este rasgo, el dominio de idiomas por parte del nuevo presidente del Gobierno, constituye uno de los puntos fuertes que Moncloa intenta reforzar, aunque sólo sea por su comparación con sus antecesores (Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero).
No obstante, Sánchez tiene unos rasgos físicos que le hacen muy fotogénico, de manera que sería aconsejable que el equipo de comunicación de Moncloa aprovechara esta circunstancia para potenciar aun más sus características. La imagen de Sánchez con Macron queda demasiado desequilibrada y el espectador al final no sabe si el foco debe estar en los espléndidos jardines, con ese color tan verde, o en los dos mandatarios, que parecen estar conversando y uniendo posturas frente a la inmensidad. Un plano más cercano lograría dos fines: Que Sánchez protagonizara aun más la escena y trasladar una imagen de que ambos están dispuestos a ponerse a trabajar ya.
Y cuando hablamos de primeros planos no nos referimos al tuit lanzado por Moncloa a propósito de las manos de Sánchez durante su encuentro con Angela Merkel: en teoría, buscan trasladar la idea de determinación. En la práctica, queda una oda al presidente del Gobierno en lo que constituye un mensaje extraño más allá de comprobar que el presidente del Gobierno es capaz de gesticular lanzado desde una cuenta oficial. Tanto es así que el mismo Sánchez, en un corrillo informal con periodistas, habló de pasar página ante el despropósito resultado de una ocurrencia de su equipo de comunicación (con una serie de imágenes borrosas).
Pablo Casado, un hombre que se viste por los pies
Pablo Casado es el aspirante de las primarias para ocupar la presidencia del PP más imágenes curiosas. Durante la presentación de su precandidatura, explicó que es un hombre que se viste por los pies, una frase que suena arcaica en un político tan joven pero que define la características que quiere potenciar.
El próximo 5 de julio comprobaremos si su campaña da resultado frente a la de Soraya Sáenz de Santamaría, que insiste en que es la alterantiva que necesita el partido para volver a ganar el Gobierno, y a la de María Dolores de Cospedal, que mantiene que ella representa las esencias del PP. Por el momento, sí resulta claro que su campaña es la que más imágenes ha aportado analizar ha regalado a través de su cuenta oficial que ha permitido, además, certificar cómo los equipos de comunicación siguen cayendo siempre en el mismo error.
El sábado, Casado viajó a Galicia, donde se reunió con Alberto Núñez Feijóo. El presidente de la Xunta, que se autodescartó para esta contienda, aunque dejó la puerta abierta a intentar de nuevo el liderazgo del partido en 2020, recibió al aspirante más joven a liderar el partido tras confirmar que también habrá fotografía junto a Cospedal y Santamaría.
En su paseo por las calles de A Coruña, ambos se dejaron fotografiar acompañados por otros dirigentes del PP y ahí se gestó la imagen que el equipo de Casado decidió difundir desde su cuenta personal en Twitter. El gran problema, de nuevo, es la historia que hay detrás: La imagen se tomó en mitad del paseo, con tan mala suerte que a su izquierda había un hombre pidiendo en la calle.
El equipo de Casado, ante los hechos, no encontró mejor idea que recortar el elemento que le incomodaba para ofrecer una imagen presuntamente espontánea y relajada de Casado y de Feijoó, como si todavía estuviéramos en la década de los ’80 y los ciudadanos no tuvieran más acceso al material que distribuyen los partidos políticos.
Después de Galicia, Casado se desplazó a Altasu, una semana después de que una manifestación masiva denuncie la manipulación de los incidentes. Allí mostró su respaldo a la Guardia Civil en una clara utilización del caso para sus intereses, que siguió después con la defensa de un partido en el que pueda volver a militar Ortega Lara (hoy integrante de Vox). Casado se fotografió ante el lema de la Benemérita y también sobre un vehículo con una bandera española, una imagen que recuerda el gesto que llevó a los Jordis a prisión
Errejón prueba con una estética ‘atrapalotodo’
Iñigo Errejón parece dispuesto a disputar la presidencia de la CAM a C’s, el partido que el pasado mes de mayo aparecía en las quinielas como el favorito para desplazar al PP y para ser la opción favorita del centroizquierda frente a Angel Gabilondo. A falta de que la formación naranja designe candidato y que el efecto Moncloa beneficie a los socialistas, Unidos Podemos ha comenzado a trabajar en la candidatura de Errejón, que protagoniza el mes de julio la portada de la revista Esquire.
En ella, Errejón posa como si fuera un modelo con una serie de imágenes que parecen muy pensadas para convencer a los usuarios de Instagram que, en general, lo constituyen votantes de menos de 45 años que, por otra parte, es el electorado natural de Unidos Podemos. Aunque en la entrevista no realiza grandes anuncios (más allá de repetir que es un lector voraz y que le gusta el fútbol), su imagen trata de convencer a un público que no constituye el target de su formación política.
El candidato de la formación morada, que se encuentra en mejores condiciones para liderar un acuerdo a medio y largo plazo con el PSOE de cara a futuros gobiernos de coalición, se despoja definitivamente de su imagen de militante asociada a Podemos (y que han fomentado los medios de derecha) y adopta la imagen de un político que bien podría estar militando en el PSOE o en C’s (al menos los fines de semana). Limpio, con un tipo de ropa diferente a la habitual en el político, promocionando marcas como Hugo Boss, Maximo Dutti o Rayban, bien planchada y con un peinado estudiado que aleja su imagen de intelectual orgánico.
Al contrario, ahora vemos imágenes en las que viste de una manera un poco más formal y en las que incluso prescinde de sus gafas, que pasan por ser su seña de identidad entre el electorado. En general, se opta por instantáneas en las que el candidato mira hacia el infinito con alguna en la que se dirige a la cámara, con una expresión facial intensa, como si estuviera muy concentrado en buscar las mejores soluciones para el país.
CODA. Recomiendo encarecidamente el hilo que Antonio Camuñas realizó para analizar la nueva imagen que el equipo de Sánchez quiere implementar y que sirvió de inspiración de una parte de este análisis:
CODA 2. Frente a la fotografía fija, el equipo de campaña de María Dolores de Cospedal ha preferido situar a la candidata en actos con la militancia en un vídeo de buena factura que comienza con ella, sola, en una habitacion de hotel, antes de dirigirse a distintos actos del partido en Andalucía. Si tenemos en cuenta, además, que el PP andaluz pasa por ser una de las organizaciones donde más división se estaría fraguando en estos momentos, el vídeo de Cospedal consigue dos efectos: Resaltar que allí la militancia está con ella y mostrar una imagen de cercanía, de mujer de partido, que es el leit motiv de su candidatura.
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