Los sondeos sobre intención de voto publicados en torno a las elecciones en Cataluña arrojan dos conclusiones interesantes. Por un lado, el ascenso del PSC, vinculado al cambio de inquilino en el Palacio de la Moncloa. Y, por otro, la estabilidad en el apoyo a lo partidos independentistas, del que sale especialmente favorecido ERC, tras protagonizar una nueva conmemoración de la Diada masiva (y que sólo se mitigó informativamente por la dimisión de la ministra de Sanidad, Carmen Montón, por el presunto trato de favor recibido por la Universidad Rey Juan Carlos en forma de Máster y por tras la difusión de que plagió su Trabajo de Final de Máster).
En en bloque independentista, y a pesar de las discrepancias cada vez más públicas entre las formaciones políticas y las asociaciones, se proyecta estabilidad demoscópica y en los llamamientos a la movilización en la calle. De esta manera, como viene ocurriendo desde 2012, podemos hablar de un trasvase de votos entre los partidos que defienden la independencia de Cataluña que, en esta ocasión, perjudica a Junts Per Catalunya (JxC), que se deja 3.5 puntos respecto a las elecciones autonómicas de diciembre de 2017, en beneficio de ERC (+3.1 puntos) y a la CUP, que sube +1.3 puntos en expectativa de voto.
Con un 24.2% de media, ERC sería la primera fuerza en el Parlament con una atribución de escaños muy estable (entre 35-37 diputados de acuerdo a todos los estudios publicados), que desplazaría a JxC a la tercera posición con un 18.2% de media. La CUP se movería en torno al 5.8% de promedio, aunque con un sondeo, el de GAD3, que le atribuye un 4.5% de porcentaje de apoyo, -1 punto respecto a la estimación de Sociométrica y hasta 2.5 puntos menos que el último barómetro del CEO. Entre los tres sumarían el 48.2% del apoyo parlamentario frente al 47.3% actual.
En las filas constitucionalistas, la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa se ha traducido en un ascenso de las opciones del PSC, que se sitúa en torno al 15.1% de apoyo, frente a C’s, que cae al 22.3% de media (-3 puntos respecto a su último resultado en las urnas). Tendremos que valorar en el futuro las implicaciones de su presencia en protestas organizadas por VOX y formaciones de ultraderecha en sus expectativas en Cataluña y en el resto del país, en las que también tendrá su peso la estrategia un tanto errática en relación al doctorado obtenido por Pedro Sánchez en la Universidad Camilo José Cela.
Lo que sí parece claro es que la caída de C’s parece beneficiar al PSC, que suma 1.4 puntos y que podría llegar a 21 escaños, y no tanto al PP, que sigue estancado en el 4.3% de intención de voto (5.1% según la estimación de Sociométrica) y que no pasa de los 6 diputados en el caso de nuevas elecciones autonómicas.
Por último, hay que hablar de la situación de los comunes, que siguen también estancados en el 7.6% de expectativa de voto y una horquilla de 8-10 diputados. Y todo ello a pesar de los patinazos de Ada Colau o de la renuncia de Xavier Domènech, que anunció también su abandono de la política profesional, tras una etapa que le ha agotado en todos los sentidos: «Creo que es la hora de dar paso a nuevas personas con ideas frescas y la energía necesaria para llevar a cabo los retos que el país pide los próximos meses, que sin duda serán claves para nuestro futuro». Como ocurre en prácticamente todo el país, la marca de Podemos en Cataluña busca de nuevo líder en una plaza fundamental de cara al próximo ciclo electoral.
¿Usted aún no se ha enterado de quién organizó el golpe del 23F y para qué? Si alguna vez se entera, lo compara con el independentismo de Cataluña, encontrará pocas diferencias.
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