Casi todo está inventado en comunicación política, una herramienta cada vez más importante para construir liderazgos una vez que se evidencia que el mensaje ha pasado a un segundo plano. Eso explica la elección de políticos con atractivo físico, jóvenes, telegénicos y capaces de proyectarse como personas parecidas a sus votantes y /o como modelos de conducta. Este predominio de una imagen cada vez más disociada del contenido explica por qué las crisis de reputación se pueden llevar por delante carreras políticas y por qué los equipos de comunicación en política son cada vez más sofisticados.
Por ese motivo, por el predominio de la comunicación como pilar central de la acción política, sorprenden los errores de los asesores que rodean a los principales líderes españoles en la búsqueda de referentes inspiradores para trasladar mensajes políticos o, simplemente, para mejorar la imagen de sus jefes de cara a un electorado cada vez más alejado del circo mediático que mueve la política.
Ahí tenemos a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y principal emulador de la imagen del presidente de Canadá, en quien se ha inspirado para difundir sus últimos recursos en comunicación política. Especialmente desastroso fue el vídeo que Moncloa difundió para trasladar la imagen de que el Gobierno trabaja por la igualdad de oportunidades de las mujeres, especialmente significativo en una campaña en la que los principales partidos han elegido hombres para postularse como el próximo inquilino del Palacio de la Moncloa.
Compárese el resultado del spot con la imagen que Justin Trudeau difundió de su hija con motivo del Día Internacional de la Niña:
Sánchez no es el único que mira hacia Norteamérica para inspirarse. Pablo Casado, en plena locura transitoria, decidió copiar hace unos días la imagen de Barak Obama en una hamburguesería con el entonces presidente de Rusia, Medvedev, para trasladar la idea de cercanía en Andalucía, cuya gastronomía está a años luz de los productos de comida rápida que vende McDonald’s. Y lo hizo con una imagen que él mismo difundió a través de su cuenta de Twitter y que constituye un error de comunicación en toda regla.
- Error número 1: Barak Obama, en el Ray’s Hell Burger, proyectaba cercanía degustando una comida tradicional de la clase trabajadora y comiendo en un establecimiento rodeado de otros comensales que, al menos, se acercaban en estética al común de los mortales. Ayudaba a trasladar esta imagen la luz empleada, que daba un tono casual, y la imagen desenfadada de los protagonistas: Sin chaqueta, con las mangas de la camisa arremangadas y sudorosos. Es decir, «tipos normales». La fotografía de Casado y de Juan Manuel Moreno derrocha artificialidad y preparación. Aparecen solos, rodeados de sus respectivas familias, lo que inmediatamente nos traslada el mensaje de que alguien del equipo que rodea a los políticos llegó antes a ese lugar para pedir que les hicieran un hueco en un área apartada para poder hacer una foto «improvisada».
- Error número 2: La imagen buscaba complicidad con un electorado en una CCAA que no es precisamente afín al PP, como bien puede atestiguar Javier Arenas. La fotografía final resulta más propia de un catálogo publicitario de McDonald’s desde el punto de vista de la iluminación y de los colores, más en la línea de la imagen comercial del establecimiento que de la imagen corporativa del PP. Tanto los dos dirigentes como sus respectivas familias parecen modelos, con el pelo colocado perfectamente y ni una mancha que pudiera arriesgar la imagen inmaculada que pretenden proyectar.
- Error número 3: Ambos líderes conversan frente a frente y de la instantánea resalta que ninguno de los dos han tocado la comida, que permanece envuelta, mientras ellos parecen enfrascados en una conversación en la que sus respectivas esposas no participan. Si tenemos en cuenta la mala reputación de la fast food que vende McDonald’s, este momento denota cierta imagen de rechazo hacia el alimento. Y todo ello en Andalucía, una CCAA con una rica y variada gastronomía propia, más cerca del andaluz medio.
- Error número 4: Volvemos a ver la escena de las mujeres como espectadoras embobadas de los asuntos importantes que les corresponden tratar a los hombres que, además, son sus maridos. Tanto Moreno como Casado aparecen en un primer plano, charlando, mientras los niños se sitúan al fondo de la mesa o bien encima de su madre (la esposa de Casado). El momento elegido no ayuda a mitigar la imagen excesivamente conservadora de Casado, que, ocupado en tareas más importantes, cede todo lo relativo a sus hijos a su esposa. No ayudan a mitigar el efecto excesivamente tradicional que ambas mujeres tengan un físico muy parecido y que vistan de forma similar, lo que contribuye a cimentar la idea de que la imagen ha sido cuidadosamente preparada y con un mensaje muy conservador respecto a la familia.
Casado no se caracteriza precisamente por ser un dirigente con una elaborada imagen de modernidad, algo que también está ausente de sus argumentarios diarios. Con esta imagen, Casado se abona a una idea de la familia un tanto carca, que no parece ir en consonancia con los tiempos ni con el ciudadano medio. Sorprendentemente, tanto él (37 años) como Moreno (48 años) constituyen la cantera de políticos jóvenes y que se prestan a trasladar un mensaje que puede comprar una parte de la base electoral del PP, pero nada más. Y con esos votos, como aprendió Rajoy en 2016, no se puede gobernar en solitario.
La precampaña de las elecciones andaluzas constituye el primer examen para los partidos nacionales de cara al ciclo electoral que concluirá con las elecciones generales previstas para junio de 2020. Con esta campaña, Casado trató de contrarrestar la imagen de los líderes de C’s y de VOX en Altassu en el que demandaron reconstruir el proyecto español frente al nacionalismo y al populismo.
CODA. María Dolores de Cospedal ha protagonizado estos días una retirada por capítulos tras la filtración de sus conversaciones con el comisario Villarejo en el que estarían hablando de espiar a adversarios políticos en plena tormenta por el caso Bárcenas. El lunes, la secretaria general abandonó sus cargos en la dirección del PP para no perjudicar al partido, una decisión que desde la cúpula de Génova calificó de «personal». Este miércoles, la ex secretaria general del PP anunció, vía comunicado, su renuncia al escaño, gesto que el propio Pablo Casado, que debe su victoria en las primarias a los compromisarios que votaron por Cospedal en primera ronda, agradeció. El comunicado de Cospedal no deja lugar a las dudas sobre lo que opina de la posición del partido respecto al escándalo que ella protagoniza estos días y que se enmarca en el intento de gestión controlada del caso de los papeles del ex tesorero del PP.
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