2D: Carteles de campaña de las elecciones andaluzas

El jueves arrancó la campaña electoral de los comicios autonómicos andaluces, la primera prueba para testar la situación política y las opciones de los diferentes partidos en un escenario real. Analizamos en este post los carteles electorales con los que se presentan las candidaturas con más opciones para entrar en el Parlamento andaluz, con permiso de los 2 escaños que algunos estudios demoscópicos otorgan a VOX.

  El PSOE lo fía todo a la marca Susana 

Díaz anunció el adelanto electoral en Andalucía vestida de verde. En el cartel de campaña, su equipo la sitúa como la protagonista indiscutible en una imagen en la que se opta por no centrar a la candidata. Susana Díaz aparece claramente escorada a la izquierda, aunque se corrige la postura con leve pronunciamiento corporal a la derecha que se nota en su eje y en cómo se resalta el brazo derecho cruzado debajo del pecho. En un contexto en el que se sigue acusando al PSOE de no estar suficientemente comprometido con la izquierda, éste es un mensaje directo al electorado que, también, obtiene el mensaje de que es Susana Díaz («con Susana», en rojo) la persona llamada a ese giro.

La cabeza de lista del PSOE aparece inserta sobre un fondo blanco y entre dos franjas verdes, un mensaje también evidente a la vertiente andalucista de la que siempre hace gala la presidenta de la Junta. Por si queda alguna duda, esta idea se remarca con el lema de campaña «+ Andalucía», en letras blancas sobre el fondo verde, otro guiño más a la bandera andaluza. El eslogan, que lanza el mensaje con el símbolo «más», se repite al incluir el hashtag   sobre la fotografía de la candidata y una mención a las redes sociales que el equipo de campaña está utilizando en estas elecciones.

En cuanto a la imagen elegida, destaca la mirada al frente de Díaz, es decir, al elector, a pesar de que su eje corporal esté girado a la derecha. También destaca la juventud, que se proyecta tanto en su rostro como en el peinado, maquillaje y ropa que lleva, que se completa con varias pulseras de tipo informal en su muñeca derecha. Si comparamos la imagen de Díaz (44 años) cuando llegó a la Junta y la Díaz actual, es evidente que ha mejorado en su estilismo y que se ha envuelto de un barniz de actualidad que se proyecta, sobre todo, en la elección de la cazadora de cuero roja.

Cabe recordar que la imagen de Susana Díaz recuerda a la de otra candidata socialista se vistió de manera similar para otras elecciones, en la precampaña de las municipales de 2003; en aquel momento, se entendió que Trinidad Jiménez aparecía demasiado guapa y que eso podría minar sus opciones al Ayuntamiento de Madrid, por lo que se optó por cambiar la fotografía de la candidata a otra más conservadora.

En esta ocasión, Díaz opta por una chaqueta de cuero rojo, que, jutno con la postura, resutla menos agresiva que la que proyectaba Jiménez en 2003. También se destaca el color rojo en la frase «Con Susana», una manera de personalizar a la candidata y acercarla al electorado medio. Así, los socialistas no se olvidan del color habitual de la izquierda socialista, que también recupera en las siglas del partido, que aparecen en un lugar muy secundario del cartel, casi como salida al mismo. En conjunto, se refuerza la idea de una mujer moderna, de izquierdas aunque sin pasarse y con Andalucía como seña de identidad y, entendemos, como proyecto final tras su fracaso en las primarias socialistas.

Errores no provocados del PP en el arraque de la campaña

Juan Manuel Moreno no es un buen candidato en términos generales. Lo demostró en las elecciones autonómicas de hace tres años y lo está demostrando de nuevo en las últimas semanas. El patinazo en su imagen de la fotografía con Pablo Casado y sus respectivas familias en un McDonald’s ha pasado de ser una anécdota a formar parte de una estrategia de campaña que, a nuestro juicio, está equivocada porque ignora el perfil medio del votante del PP y porque dispersa un mensaje que debería estar claro en estos momentos de la legislatura.

El lema del PP en la campaña andaluza es  y, con esa idea, Moreno arrancó su campaña en Málaga con un acto en el que se pretendía visualizar un proyecto económico que haga de Andalucía una potencia de innovación y que, en la práctica, volvió a resultar extraño. Por un lado, se optó por priorizar las imágenes de los políticos hombres jugando con videojuegos, es decir, de nuevo se trasladó la idea de que las mujeres están ahí para encargarse de tareas admninistrativas y/o para admirar a sus compañeros. Por otro, se pasó por encima que el perfil de votante del PP es hombres de más de 55 años, es decir, no especialmente conectados con el mensaje que la campaña de Moreno quería transmitir.

Por si esto no fuera poco, Moreno y Casado protagonizaron luego un mitin en el que, sobre un escenario con un fondo innovador, ambos aparecieron como si fueran presentadores de un evento y no políticos profesionales pidiendo el voto. No ayudó en exceso que Moreno decidiera vestirse con un chaleco que, como se han visto bien en otros análisis, no casa en absoluto con la tradición española y, mucho menos, con la de un partido que, a menudo, peca de ser excesivamente serio y conservador también en su vestimenta.

Algo de esto se traslada al mensaje de campaña, que puede el más tradicional en su planteamiento. De nuevo, una candidatura elige aclarar los contornos de la imagen, como ya se hizo con la candidatura de Pedro Sánchez en su momento, aunque en este caso el candidato popular no presenta una imagen tan cadavérica como el entonces número 1 del PSOE. En esta ocasión, se prefiere colocar a un Moreno centrado -guiño al espacio electoral que quiere ocupar-, que mira de frente al votante -para ganarse su confianza- y que esboza una sonrisa. Su rostro levita sobre un fondo blanco  y queda enmarcado con letras que combinan el azul corporativo del PP con un verde vivo que, entendemos, quiere enfatizar la idea de que estamos ante unas elecciones andaluzas, aunque esa tonalidad no es la de la bandera andaluza.

Por su parte, el candidato viste una camisa azul celeste que se aclara totalmente en la parte inferior del cartel, donde aparece la página web del candidato (una idea innovadora en las campañas electorales de hace años y que ya sirve para poco por su poco margen de sorpresa) y los iconos de las redes sociales en las que harán campaña en estos comicios. Igual que el PSOE, el PP esconde las siglas en la parte inferior izquierda del cartel

El PP empieza la campaña con el objetivo de quedar como segunda fuerza en el Parlamento, un dato que, según filtran a diario, estaría garantizado. En estos momentos, no tienen ninguna opción de vencer a Susana Díaz, de manera que su lema tiene que ver con sus opciones para liderar una alternativa que impida que Díaz pueda reeditar su cargo. No parece, por lo tanto, que su lema sea muy ajustado al leit motiv que debería envolver su campaña.

Para reflexionar la incongruencia entre los que el PP proyecta en la práctica y el diseño de una campaña en la que, además, la presencia de Pablo Casado será diaria. Hasta tal punto se está volcando Génova en Andalucía que Casado protagoniza carteles en los que el candidato aparece como mero telonero y actos electorales en solitario. No hay mejor confirmación de que Casado se juega buena parte del resto del ciclo electoral el 2D, lo que puede resultar un regalo envenado para sus adversarios si el PP no logra el objetivo que se ha fijado en estos comicios.

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Adelante Andalucía: 

Una de las incógnitas de estas elecciones será el lugar que ocupe finalmente la marca de Podemos en Andalucía. Si, como apunta el CIS, quedara como segunda fuerza, el mensaje que llegaría al resto del país es que la fragmentación en el centroderecha puede beneficiar al resto de opciones en el país. En clave interna, un buen resultado en Andalucía le permitiría a Teresa Rodríguez seguir manteniendo la independencia del aparato andaluz respecto a las decisiones orgánicas del partido a nivel nacional, dato que cobra más interés si tenemos en cuenta el penúltimo problema que ha saltado en Madrid a propósito de las candidaturas para las próximas elecciones locales.

En esta ocasión, el partido no ha arriesgado en la elección del cartel de campaña. Ha situado a Teresa Rodríguez y a Antonio Maíllo, coordinador general de IU Andalucía, como los líderes que pretenden aglutinar el voto situado a la izquierda del PSOE. A diferencia de 2015, en esta ocasión sí ha habido acuerdo para una candidatura única que se nota en el marketing electoral y también en el propio diseño de la campaña, con la presencia conjunta de ambos en mítines y actos que difunde el propio equipo en redes sociales.

En el cartel se combinan dos colores predominantemente: Por un lado, el blanco de la camisa que portan ambos candidatos y que se refuerza con el blanco que se vislumbra en las personas, en su mayoría mujeres, que aparecen desdibujadas al fondo. Y por el otro, el verde que, entendemos, recoge los colores oficiales de la bandera andaluza, una pertenencia de la que Teresa Rodríguez hace gala siempre que puede. El verde sirve de fondo para colocar las siglas de la coalición electoral, su anagrama (las dos Aes en mayúscula) y el lema de la campaña, un dato que cobra más sentido si tenemos en cuenta las críticas que llegaron desde ámbitos del PP a Andalucía por el retraso de sus alumnos.

En esta ocasión, prima la ausencia del color morado, que se usa sólo para colorear el nombre de Podemos Andalucía, mientras Rodríguez y Maíllo miran al frente, buscando la complicidad con el electorado. También lo hacen las personas que aparecen al fondo de la imagen y que vuelven a construir la idea de grupo o de colectividad empujando para un bien común, algo que ya Podemos puso en marcha en las elecciones generales de 2015 y de 2016.

En cuanto a los candidatos, resalta el uso del blanco como color corporativo, lo que resulta más llamativo todavía porque no es un color muy habitual en Rodríguez, que prefiere vestir con colores más vivos. Sí mantiene su peinado y sus pendientes con raíces étnicas, lo que vendría a proyectar la idea que siguen siendo ellos a pesar del tiempo transcurrido desde su primer asalto en Andalucía.

En este sentido, parece más acertado un cartel que difundieron horas antes del arranque oficial de la campaña desde sus redes sociales:

Ciudadanos vuelve a tirar de líderes nacionales:

Uno de los grandes problemas que tiene Ciudadanos es la sobreexposición de Albert Rivera como líder reconocido en todo el país. La dificultad para encontrar dirigentes solventes, con tirón, en la segunda y tercera línea obliga al presidente de C’s a multiplicar su presencia ante los medios, también en las campañas electorales de su partido.

En Andalucía, ha habido tres años y medio para que el electorado se familiarice con Marín, un candidato que, según el CIS, sólo es reconocido por el 46.9% del electorado a pesar del acuerdo de gobierno firmado con el PSOE para garantizar el gobierno de Susana Díaz. Eso explica por qué Inés Arrimadas, nacida en Jerez de la Frontera, ha protagonizado actos de precampaña con Marín, con pinchazo incluido, y por qué el cabeza de lista se ha rodeado tanto de Rivera como de Arrimadas en un cartel electoral que, por otra parte, es el más original de los analizados.

En él, Marín se sitúa en el centro, agarrando un palo selfie con el que, en teoría, se estarían haciendo la foto que se difunde como cartel de campaña. A su derecha se sitúa Arrimadas y, a su izquierda, Rivera. El eje corporal de Marín aparece girado a la izquierda, lo que puede denotar también un mensaje sublimal en torno al mensaje ideológico que quiere trasladar al votante: C’s es un partido de centro con pulsos a la izquierda en una CCAA como Andalucía. Será interesante ver si el equipo nacional de C’s recupera esta idea en los carteles para las elecciones autonómicas.

Detrás de ellos aparecen personas anónimas, sobre todo mujeres, que acompañan a los tres políticos en lo que parece una instantánea obtenida en un acto informal: En una calle con casas enlacadas en blanco, típicamente andaluzas, un grupo de amigos se pararon para hacerse una foto de grupo. En la práctica, se proyecta la idea de que son un grupo bien avenido de gente normal y corriente que está pidiendo la confianza para el espectador, al que miran y sonríen de frente.

Igual que Adelante Andalucía, C’s tampoco esconde la sigla del partido, que aparece claramente en el flanco inferior derecho  y en el color corporativo que rodea la palabra «Ciudadanos». La palabra el partido, así, también forma parte del lema de campaña, lo que refuerza la idea de que es la formación de Rivera la que se presenta a las elecciones, en sintonía con el mensaje de que C’s defiende lo mismo en todas las CCAA. Este dato deja en un segundo plano la idea de que estamos hablando de Andalucía, que se limita a retomar con el verde que rodea la expresión «Ahora sí» y que supone el único guiño al color oficial de la bandera andaluza y a esta CCAA.

VOX pide el voto a la España viva

Según algunos sondeos publicados, Vox podría entrar en el Parlamento andaluz con hasta 2 escaños (mi apuesta es que, al menos, serán tres: Almería, Sevilla y Málaga). De lo que no queda ninguna duda es de que el partido ha decidido jugar sus bazas con vídeos cada vez más tremendos, en los que mezclan mensajes de yihadistas con la entrada de inmigrantes de forma ilegal y con las concentraciones de colectivos de izquierdas fuera de sus actos de partido, con mensajes claros y directos en torno a la corrupción y a la ineficacia del sistema político para hacer frente a la crisis de representación de la que venimos avisando desde hace años.

El último ejemplo, difundido a través de la cuenta oficial del partido, está realizado expresamente para la campaña andaluza, con un locutor con marcado acento andaluz que acusa al socialismo de los problemas de la CCAA. Y frente a las imagénes tremendas, con música épica incluida, se contrapone a Santiago Abascal en un acto multitudinario e imágenes de las campañas financiadas por la Junta de Andalucía para promocionar el turismo en la CCAA en la que, según se cuela en una imagen de un cuadro que glosa la Reconquista, «comenzó todo».

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Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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