La precampaña de las elecciones generales del 28 de abril está deparando grandes momentos que, en general, suponen una enmienda a la totalidad a las normas del manual de estrategia electoral, un escenario que no se sabe muy bien si viene dado o es provocado por los protagonistas más destacados. La primera: Diferenciar la campaña de la resaca postelectoral, donde se manifiestan las cartas que tenías guardadas. Estamos viendo que,ante la estabilidad de los datos que recogen los sondeos, los diferentes partidos están enseñando sus respectivas estrategias, quién sabe con qué motivo.
El caso más notable lo protagoniza Albert Rivera y su propuesta de formar un gobierno de coalición con el PP tras los comicios, una decisión que ha sorprendido a propios y extraños, sobre todo porque ha supuesto un regalo de Navidad adelantado para Génova; desde el anuncio, diferentes portavoces han señalado que ven con buenos ojos la propuesta al tiempo que han lamentado que la propuesta de la formación naranja no llegara antes de presentar las listas electorales. De esta manera, los populares volvían a admitir de manera indirecta el daño que les está provocando la fragmentación electoral en el espacio que antes ocupaban casi en exclusividad, certificándolo con una apelación al voto útil el 28A.
Sin embargo, la estocada final la puso Pablo Casado, que anunció que si es presidente del Gobierno nombrará a Albert Rivera ministro de Asuntos Exteriores, es decir, el puesto que ofreces a un aliado de peso pero no excesivamente importante (recordemos que José María Aznar realizó esta oferta a Josep Duran i Lleida en numerosas ocasiones, mientras duró el idilio entre el PP y CiU) y/o a alguien al que quieres tener lo más lejos posible de tus asuntos diarios.
El líder de C’s, por su parte, justificó su anuncio, que echa por tierra cualquier intento de diferenciarse del PP a un mes de las elecciones, ante la emergencia nacional de echar a Pedro Sánchez y sus aliados de La Moncloa, y, de paso, vuelve a regalar todo el espacio del centro a los socialistas, que no dejan de crecer de acuerdo con todos los sondeos sobre estimación de voto publicados.
Los datos demoscópicos son concluyentes: Una alianza exclusiva entre PP y C’s no sería suficiente, en ningún caso, para superar al PSOE, de manera que el anuncio de Rivera supone atarse voluntariamente a un PP perdedor, que está a un mes de recibir un castigo histórico en las urnas y que necesitaría de VOX para armar cualquier alternativa a un Gobierno de Sánchez. Si tenemos en cuenta , además, que Rivera decide vincularse a un partido que está claramente escorado a la derecha para taponar la sangría de votos hacia VOX con discursos que entran en el marco de la formación de ultraderecha, quizás debiéramos concluir que el anuncio de C’s se puede entender como el inicio de una estrategia para la próxima legislatura, en la que competirá con el PP por ser la fuerza hegemónica de la derecha.
Algo de esto se percibe también en la elaboración de listas electorales, hechas a medida de Pablo Casado (quizás para evitar un despido directo tras la debacle electoral) y también como reacción a los anuncios de VOX. Ahí hay que circunscribir la recuperación de destacadas figuras del aznarismo (como Carlos Aragonés), la presencia del torero Miguel Abellán, el paso a la política de «independientes» vinculados tradicionalmente al PP (Edurne Uriarte) o la apertura de las listas de circunscripciones más pobladas a destacados líderes del partido en otras CCAA en las que no tienen opciones de conseguir diputados (Andrea Levy o la presidenta del PP de Navarra).
Con el PP y C’s que parecen ya estar pensando en la próxima legislatura, la atención se dirige hacia Unidas Podemos, que sigue sin dar con el tono de la campaña. Tras la obsesión por denunciar la actuación de los poderes fácticos en el trato que se da al partido en los medios de comunicación (los mismos que hace cinco años les sirvieron de altavoz y que explica la reacción de Antonio García Ferreras), Pablo Iglesias protagoniza cada noche una entrevista en un medio generalista, con momentos incómodos como su presencia en El hormiguero y de la imposibilidad de explicar la compra de su vivienda en Galapagar; la falta de ejemplaridad en política se paga y, por ahora, Iglesias se proyecta como un líder tronado y atado también a esa decisión.
Así, parece que todo el interés en estas elecciones estará puesto en VOX y el PSOE, previsibles vencedores de la noche electoral. VOX sigue mostrando una pulsión en ascenso que se traduce en actos multitudinarios o en la presencia diaria de sus líderes más solventes en los medios de comunicación, aunque en los sondeos sobre estimación de voto aparezca estancado en torno al 11% de la representación. Por el momento, noticias sobre la vinculación de elementos neonazis o franquistas al partido no parece hacer mella en las opciones de la formación que lidera Santiago Abascal.
Por su parte, el PSOE hizo público su programa electoral de cara al 28A, un texto compuesto de 110 medidas (compromisos), entre los que ha desaparecido cualquier referencia al independentismo y a las decisiones que debiera tomar Madrid para combatir el órdago que llega desde Cataluña. Esta decisión llega, por cierto, después de que el PP anunciara que si gana las elecciones impulsará la reedición de la aplicación del art. 155 de la CE.
En términos de comunicación política, un PSOE que aparece disparado en las encuestas sigue con una campaña a su ritmo, que le permite aprovechar los errores de sus adversarios (tanto en el centro como en la izquierda). Y , de paso, lanzan una serie de spots electorales dentro de la campaña #LaEspañaQueQuieres, especialmente dirigida a sus targets electorales que, en esta ocasión, son todos: Hombres, mujeres; niños, jóvenes; mediana edad y ancianos; familias diversas; trabajadores (todos protagonizando profesiones liberales y /o de moda, como la cocina o la arquitectura).
En línea con el spot anterior, se habla de España como un compendio de virtudes a las que se vincula la elección del PSOE como el partido llamado a ejecutar las 110 medidas anunciadas: A todos ellos les propone un «gobierno en coalición con la sociedad», una «España más feminista, más inclusiva, más ecológica, más ejemplar. queremos una España abierta al mundo». Con sucesión de imágenes en blanco y negro, con planos medios y primeros planos, sobre todo, y una melodía optimista, el spot sigue con referencias a la igualdad de oportunidades, la lucha por la igualdad real, a las pensiones, a la dignidad laboral.
El vídeo concluye con una imagen clara de lo que oferta el PSOE: La interrelación generacional, con el plano, lento, del paso de frutos entre unas manos de niño a unas manos arrugadas, símbolo de las generaciones anteriores. Y la imagen de una niña (el futuro será feminista) sobre los hombros de un hombre, caminando hacia la orilla del mar.
CODA. Lo apuntamos en los días previos al 8 de Marzo. La movilización feminista iba a constituir el primer gran acto de precampaña de las elecciones generales del 28 de abril. En esa movilización, el PSOE, esta vez, jugó un papel esencial (también desde la dirección, a diferencia de lo que ocurrió hace un año) y la consecuencia de esta movilización se plasma en este vídeo, en el que se destaca la España feminista como proyecto socialista para el próximo Gobierno.
Guiño al electorado de más de 65 años (entre los que el PSOE es segunda fuerza predilecta, después del PP, de acuerdo a los datos de NC-Report y de Celeste-Tel). Ya se vieron referencias en el spot que comentamos anteriormente; éste está dirigido directamente a interpelarles:
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