A una semana del arranque oficial de la campaña electoral de las generales del 28 de abril, todos los sondeos sobre estimación de voto publicados confirman un mismo escenario: El PSOE sigue en ascenso, a la espera de que se frene el desplome de Unidas Podemos y de que se repita el apoyo del PNV (y de EH-Bildu) similar al que recibieron en el Congreso los últimos decretos ley aprobados por el Consejo de Ministros.
Por el momento, el PSOE sigue enchufado a una campaña electoral que parece irle de cara, con un diseño bien planteado, en la que se proyecta un partido como única opción posible frente a los recortes (y aún se enmarcan los anuncios de corte socialdemócrata desde la mesa del Consejo de ministros) y, sobre todo, ante la repetición del pacto andaluz tras la renovación de Congreso.
Según los datos publicados en los últimos trackings, el PSOE se mueve en torno al 29.37% de estimación de voto, +6.77 puntos respecto al 26J y +0.51 puntos respecto a la oleada anterior que analizamos en este blog, con serias opciones de que el partido se mueva ya por encima de esta estimación y que se sitúe finalmente en torno a los 140-150 diputados.
Su campaña electoral orbita en torno a un Pedro Sánchez que protagoniza una estrategia sobre el terreno, con una notable ausencia de entrevistas problemáticas, como la que Pablo Iglesias protagonizó en El hormiguero tras su vuelta a la primera línea de la política. El PSOE sigue enchufado a su planteamiento de campaña, confiado en que los errores no provocados de sus adversarios servirá para hundirlos un poco más. Por ahora, parece que las cuentas le están saliendo e incluso ha conseguido que se hable de su lema de campaña, «Haz que pase», una jugada arriesgada que favorece la polisemia y que ha provocado una respuesta directa desde los perfiles vinculados al PP en las redes sociales, que ha intentado unir el destino de Sánchez al de Arnaldo Otegi.
La campaña del PP en redes sociales le ha permitido respirar tras unas semanas en las que han encadenado varios desasatres. El primero, y más evidente, el derivado de la confección de unas listas electorales pensadas para impactar al electorado y no en su experiencia o virtudes para la política. En general, se ha confirmado que la mayoría de fichajes anunciados son incapaces de aguantar una entrevista medio seria sin meter la pata.
En las filas del PP, que se movería en torno al 20.17% de los votos (+0.61 puntos respecto a los sondeos anteriores), un especialista en tertulias como el economista Daniel Lacalle, número 4 de la lista por Madrid, regaló material al adversario tras responder a José Luis Ábalos delante de una cámara de La Sexta sin darse cuenta, tras una entrevista, que estaba siendo grabado. Estos errores, que han provocado miles de memes, se suman a la desaparición de candidatas que se vendieron como potentes, como Isabel Díaz como número 1 de la lista por la CAM, ausente de los principales medios de comunicación tras el patinazo de su entrevista con Carlos Alsina.
El caso emblemático de esta precampaña puede ser Alfonso Suárez Illana, el número 2 elegido por Pablo Casado en su lista por Madrid, que evidenció en Onda Cero que no ha mejorado sus dotes para la política respecto a su primer intento de lograr un cargo, en las elecciones autonómicas de 2003. Entonces, el hijo del ex presidente del Gobierno ni siquiera tomó posesión de su acta de diputado en las Cortes de CLM; ahora, Suárez Illana ha vuelto a confirmarse como un integrista sin el menor olfato político, como se confirmó en su diatriba respecto al aborto de niños recién nacidos en Nueva York y disculpa posterior.
Durante estos días, se constata que los populares siguen obsesionados con la vía de agua que les ha abierto VOX en su flanco derecho, un hecho que explica la elaboración de unas listas electorales que sorprenden hasta a los periodistas vinculados tradicionalmente a la órbita de Génova. Esta obsesión ayuda a explicar la campaña errática que protagoniza un omnipresente Pablo Casado, que no termina de dar con el tono de la campaña ni siquiera con los regalos que le llegan desde C’s, que se ha autoproclamado competidor principal por la derecha, con un abandono del centro que está convenientemente cuidado por Sánchez.
La formación naranja, con un 14.92% de estimación de voto (-1.08 puntos respecto a la oleada anterior), sigue pegándose tiros en el pie, confirmando que las campañas electorales no son lo suyo, quizás por su propia debilidad orgánica. Ahí están los anuncios de promover reformas de la ley electoral que ya figuran en la LOREG o la propia composición de sus listas, en las que destaca el fichaje de Soraya Rodríguez, ex portavoz parlamentaria del PSOE, y de José Ramón Bauzá, ex presidente balear del PP, que irán en un lugar destacado de las listas de la formación en las elecciones europeas.
Tampoco ayuda a mejorar la imagen del partido las entrevistas de un Albert Rivera que no termina de dar con la tecla conveniente para evitar el rechazo de las mujeres, que se postulan como un colectivo fundamental el próximo 28 de abril, y la pérdida de su halo de partido nuevo, fundamental para cambiar el sistema político, a pesar de que sólo han pasado cuatro años de su salto a la política nacional.
Por su parte, Unidas Podemos parece haber frenado la caída libre que recogen todos los sondeos tras la reaparición de Pablo Iglesias, a la espera de una remontada que se antoja complicada en esta ocasión a pesar del lema elegido «La historia la escribes tú». Tras la confirmación de que Compromís y En Marea irán por libre en estas elecciones, las opciones de la formación morada se mueven en torno al 11.65%, -1.25 puntos respecto a la oleada anterior, mientras los discursos siguen centrados en lo que podemos englobar como el caso Villarejo.
De forma conveniente, estos días se publican informaciones que apuntarían a una operación, con epicentro en el Ministerio del Interior de Jorge Fernández Díaz, con el objetivo de minar la credibilidad de Podemos en los meses posteriores a su fundación. Las teorías sobre las cloacas del Estado, y su papel en la campaña de imagen contra los líderes de la formación morada, con el apoyo interesado de buena parte de los medios de comunicación de información generalista, vendrían amparadas por informaciones más o menos contrastadas que se publican estos días, sobre todo en medios digitales.
La buena noticia es que, finalmente, Podemos ha confirmado que tenía razón cuando denunciaba el funcionamiento de los poderes fácticos y las maniobras en las zonas grises del sistema político y económico. La mala es que esta constatación llega cuando el partido parece estancado electoralmente, con una única apuesta: Entrar a formar parte del un hipotético gobierno de Pedro Sánchez a partir del mes de mayo, oferta por el momento descartada por los socialistas. Es decir, se reconoce la propia incapacidad de la formación política para plantear una campaña electoral ganadora que tiene más que ver con su labor de oposición estos años que por la confirmación del funcionamiento del sistema de la que puede dar buena cuenta la izquierda abertzale desde hace años.
En este repaso nos falta el partido sorpresa de la temporada, VOX, que se situaría en torno al 11.15% de los apoyos, +0.75 puntos respecto a los sondeos anteriores. Durante estos días, se ha hecho público su lema («Por España«) mientras certifican que la estrategia de VOX sigue siendo la de no significarse demasiado, quizás conscientes de que la defensa de muchos de sus planteamientos se traducen en una movilización mayor del electorado progresista ante el miedo al lobo.
Así, mientras seducen a la llamada España vaciada, que el 28A serán aún más importantes de lo habitual para definir los bloques que permitirán gobiernos de un signo u otro, se mide la exposición de los líderes minuciosamente, confiados en que la estrategia en redes sociales y Whastsapp será suficiente. En unos días, veremos a Santiago Abascal con Bertín Osborne (que podría ser, perfectamente, votante potencial de la formación de ultraderecha) y poco más, quizás en un intento de no evidenciar las carencias de una formación política que todavía está en pañales y que sigue recibiendo cargos medios procedentes del PP.
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