Aluvión de sondeos sobre estimación de voto, sin grandes cambios respecto a las tendencias dibujadas en la oleada anterior: Los partidos políticos protagonistas del bipartidismo imperfecto español sobreviven a la fragmentación parlamentaria abierta en las elecciones de 2015, que se confirmará el próximo 28 de abril. Así, con puntos de partida diferentes, ni PP ni PSOE tienen adversarios directos en sus respectivos bloques ideológicos, una vez constatada la presencia de cinco partidos de implantación estatal divididos en dos grupos. Por un lado, los llamados a ser punta central de gobierno (PP y PSOE) y sus respectivos apoyos (en torno al 10-14% de apoyo).
Con estas líneas generales, se confirman las tendencias apuntadas en la serie histórica: El PSOE sigue en ascenso, al igual que el PP. Una vez que Génova ha decidido no entrar en charcos como en temas morales (como el aborto o la normativa sobre una ley de eutanasia) o la corrupción, se confirmaría que la apelación al voto útil y las críticas al adversario directo (a Pedro Sánchez) estaría dando sus frutos en los días previos al arranque oficial de la campaña electoral. Sus buenos resultados se traducen en caídas en sus competidores ideológicos, es decir, Unidas Podemos por un lado y C’s por el otro, a la espera de que se confirmen las incertidumbres en torno a VOX, que este fin de semana volvió a llenar plaza en Leganés (Madrid).
Con un 29.68% de media, el PSOE sube 0.3 puntos respecto a los trackings analizados hace una semana, con algunos matices a tener en cuenta: Por un lado, las diferencias de los estudios de NC-Report y Celeste-Tel (en torno al 27%) respecto a las estimaciones del resto de empresas demoscópicas (GAD3 o Juanjo Dom), que lo sitúan ya por encima del 30% de la representación (y cerca de los 140 diputados).
Esta disparidad se traduce en un promedio que, seguramente, esté ya superado, a la espera de la decisión de Ferraz sobre la participación de Pedro Sánchez en los debates electorales y de que el partido empiece a recibir apoyo de indecisos (hasta el 30%, según datos del GESOP), escenario para el que habrá que esperar a la última semana de la campaña, a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa.
El PP de Pablo Casado, por su parte, se consolida en el 21.55% de media, +1.38 puntos respecto a la oleada anterior, mientras se multiplican las apariciones en medios de comunicación de su líder. El viernes, Casado fue entrevistado por Bertín Osborne, que también recibió en el plató a Albert Rivera y Santiago Abascal, rememorando los éxitos de público de las campañas electorales de las generales de 2015 y de 2016.
El paso por la casa de Bertín Osborne, que en esta ocasión rechazaron Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, tuvo una proyección clara: El vínculo del destino de los tres líderes políticos, que comparten edad y buena parte de trayectoria profesional. Por si fuera poco, los tres partidos también coincidieron este fin de semana en Madrid en apoyo de las reivindicaciones de Jusapol, un escenario que no permite visualizar el liderazgo el bloque de centroderecha, sobre todo ante la incertidumbre de los resultados de VOX, que podría confirmar Madrid como una plaza fuerte para sus aspiraciones electotales.
C’s, con un 14.6% de media, sigue perdiendo apoyo respecto a la oleada anterior (-0.32) y se acerca cada vez más al resultado conseguido en las elecciones de junio de 2016; si tenemos en cuenta que, hace apenas un año, la formación naranja partía como la gran favorita para ganar unas elecciones en el momento de mayor debilidad del Gobierno de Mariano Rajoy, se confirmaría un fracaso sin paliativos que tiene que ver, sobre todo, con las expectativas creadas.
VOX, por su parte, se movería en torno al 10.1% (-1 punto respecto a la oleada anterior), con la misma prevención que apuntábamos anteriormente respecto al PP: El promedio de VOX es más alto debido a la estimación que realiza Domínguez (13%), muy por encima del 8.7% que le atribuye Celeste-Tel. Sí hay diferencias en cuanto a la atribución de escaños incluso con porcentajes de voto similares: Ahí está el caso de NC-Report (19-22), GAD3 (16-18) y GESOP (21-23) con una horquilla de entre el 9.4-10.6% de estimación de voto.
También hay coincidencia en los datos de Unidas Podemos, que tocan suelo electoral en cinco de los seis estudios citados. La formación morada conservaría en torno al 12% de estimación de voto (11.5% en el caso de GAD3) y, aunque mejora respecto a la oleada anterior (+0.9 puntos) no termina de despegar en una campaña que sigue centrada en el caso Villarejo y en el espionaje al que han sido sometidos, sistemáticamente, los líderes de la formación política.
Como hemos apuntado en otras ocasiones, los hechos parecen dar la razón a Podemos en cuanto a un escándalo que, si no hubiera estallado en campaña electoral, seguramente ocuparía la agenda de unos medios que, por otra parte, han participado en los mismos comportamientos que se denuncian. Por el momento, tener la razón no se está traduciendo en un apoyo del electorado, en el que quizás pesa más la decepción por lo sucedido en esta legislatura.
De acuerdo a los datos publicados, UP mantendría un umbral de 30 diputados que, sumados a los que 130-140 del PSOE, facilitaría la reedición de un Gobierno Sánchez con el apoyo del nacionalismo periférico, con ERC como primera fuerza en Cataluña (seguida muy de cerca del PSC, que aprovecha el desplome de «los comunes» según la última entrega del CEO) y el PNV en ese papel en Euskadi. El poder de Unidas Podemos parece estar en su importancia para bloquear o no esa posibilidad.
CODA. Campaña difundida por las redes sociales de UP este fin de semana con el lema #QueNoVuelvan. La formación de Pablo Iglesias, que pivota sobre su condición de víctima de las cloacas del poder, tira de hemoteca y vuelve a plantear una campaña que podría haber sido efectiva en 2014 y 2015, pero que, en estos momentos, parece descontextualizada. Más allá del mensaje, el gran problema del spot es que se centra en protagonistas que no están ya ni siquiera en la primera línea de la política (y tampoco hay informaciones que apunten a una posible vuelta), de manera que se concluye un bucle al que es fácil darle la vuelta: No van a volver porque ya ni siquiera están esperando en el banquillo.
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