La decisión de Iñigo Errejón de encabezar la candidatura de Más País, registrada como marca electoral tras las elecciones de mayo, en las próximas elecciones generales pueden añadir interés a una cita en la que, hasta el momento, se dirimían las opciones de PP y PSOE para volver a protagonizar una suerte de bipartidismo imperfecto en plena caída de las formaciones de nuevo cuño. De ahí que veamos necesario recuperar los resultados de los sondeos sobre estimación de voto que se realizaron antes de la decisión de Errejón de contradecirse y saltar a la arena nacional en un intento de desatascar el bloqueo institucional que seguían mostrando los estudios demoscópicos tras la constatación de una nueva repetición de las elecciones generales.
Con el 29,8% de estimación de voto y, como siempre, con el efecto distorsionador que produce el dato del CIS, el PSOE se postula como la primera opción el próximo 10N, aunque se deja 1,2 puntos respecto a la oleada anterior y se aleja de la cifra mágica del 35% de repreentación a la que Enric Juliana se refería hace apenas unos días como el argumento que explica la estrategia de Pedro Sánchez durante estos meses. Ésa es la cifra que le permitiría dormir tranquilo, sin pensar en que debe tener ministros vinculados a Unidas Podemos, tal y como argumentó para justificar la repetición electoral.
Hoy ese dato parece más lejano que hace unas semanas, a pesar de que no se pone en duda su victoria el 10N. El PSOE es el partido mejor situado para volver a ser la fuerza más votada en noviembre, con casi 10 puntos de ventajas sobre el segundo. Y eso a pesar de que la gran mayoría de empresas demoscópicas confirma que el electorado considera a Pedro Sánchez el principal responsable de la repetición de los comicios, lo que certifica que el relato que puso en marcha Ferraz durante estas últimas semanas no termina de cuajar entre unos votantes a los que el PSOE se dirige con esa «mayoría cautelosa siempre en cada elección ha votado algo muy razonable y muy cauteloso», según palabras de Iván Redondo.
Aunque el jefe de gabinete del presidente del Gobierno en funciones no dirige la campaña electoral en esta ocasión, sigue protagonizando «off the record» en los que poco a poco va desvelando la estrategia de una campaña que busca reforzar al PSOE y que, en lo esencial, tiene poco que ver con la que Moncloa planteó el pasado mes de abrilm cuando se postuló como la fuerza de izquierdas capaz de frenar a la ultraderecha en España.
Antes de la irrupción de Iñigo Errejón, que ha dominado el relato de los medios durante la última semana, fuentes socialistas alertaban de la dificultad de una movilización como la que aupó al PSOE a los 123 diputados el pasado 28 de abril en un contexto en el que la preocupación por los políticos y los partidos políticos vuelve a despuntar (45,3% frente al 19,2% registrado el verano de 2018). Tras la constatación de que Más País se presentaría a los comicios, queda meridianamente claro que a los socialistas les ha nacido un competidor en un nicho de votantes que optó en abril por dar su confianza al sanchismo ante el miedo a un buen resultado de la ultraderecha y que podría volver en estas elecciones a un voto más escorado a la socialdemocracia.
No es casualidad que ése fuera el traje en el que se envolvió el candidato Errejón durante su presentación en sociedad como líder del nuevo partido político que nace de los restos de Podemos y con las enseñanzas de destacados ex militantes de IU Madrid. La suma de Compromís y de Equo no hace sino remarcar la pugna interna que mantiene Unidas Podemos con sus confluencias en buena parte de los territorios, con amagos de Adelante Andalucía y En Marea incluidos. En la práctica, tenemos el enésimo ejemplo de cómo ese espacio ha volado por los aires, a la espera de conseguir un buen resultado en territorios concretos como Madrid, Comunidad Valenciana y algunas provincias andaluzas.
Los datos de UP, antes del efecto Errejón, confirmaban un escenario de ascenso, que colocaba a la formación morada como tercera fuerza parlamentaria con el 14,32% de los votos (medio punto más que en el arranque de septiembre y un resultado prácticamente idéntico al que permitió a Pablo Iglesias salvar los muebles el 28A). A la espera de que se confirme por qué circunscripciones se presentará Más País, los datos publicados estos días certifican el daño que la nueva candidatura ejerce en las opciones de UP, que ya ha comenzado a dirigir ataques a Errejón por lo sucedido y que compartirá protagonismo, suponemos, con las declaraciones contra Sánchez. Iglesias comenzó la precampaña, hace unos díasen esa direccción: «El error grave que cometí fue confiar en la palabra de Pedro. Me mintió. Antes y después de las elecciones me dijo que habría coalición».
Refuerzo del PP a costa de C’s y VOX
En el flanco derecho, también se registran cambios que tienen que ver con trasvases de voto en los bloques ideológicos. El más evidente, el retorno de votantes de VOX a las filas del PP, como apunta el sondeo de Celeste-Tel (el 37,5% de su electorado volvería a dar su confianza a los populares). Así, el PP se movería en torno al 20,6% de los votos (+1.2 puntos respecto a la oleada anterior y +3.9 si lo comparamos con las elecciones de abril), una recuperación que también se refleja en el último barómetro del CIS. La campaña que dirige Teodoro García Egea ha centrado a un Pablo Casado que, esta vez, parece más cerca de Mariano Rajoy, y de lo que representa, que de José María Aznar. Ironías de la política, ese viraje al centro se produce en plena recuperación del voto perdido a otras formaciones, con especial mención a VOX y C’s.
El partido de Albert Rivera se quedaría en el 13,2% de los apoyos, el mismo resultado que le atribuían los sondeos a comienzos del mes de septiembre. La formación naranja, también en retroceso en Cataluña, tiene fugas de voto en dirección al PP y, sobre todo, a la abstención, un dato que se explica perfectamente por los análisis en contra del partido que estas semanas le dedican plumas como la de José Antonio Zarzalejos, muy crítico con las últimas decisiones adoptadas por el partido. La penúltima, la destitución del número 2 del partido por Alava por protagonizar una negociación con el PP, decisión que ha conllevado la disolución del partido en la circunscripción.
VOX, por su parte, caería el 8,5% de estimación de voto, -0.6 puntos en relación a la última oleada demoscópica, -1,76 si lo relacionamos con la representación obtenida el pasado mes de abril. Ya sin el factor sorpresa y la incetidumbre en relación al electorado potencial que podría representar, el partido que lidera Santiago Abascal sigue protagonizando actos de fuerte eco mediático, sin el impacto alcanzado hace unos meses. La decisión de Más País de presentarse a los comicios, por cierto, también le convertiría en uno de los principales damnificados en relación al reparto de los restos, tanto en las circunscripciones más pobladas como, sobre todo, en las que reparten menos diputados.