Hamás amortiza la operación israelí sobre la Franja de Gaza

Gaza-Reuters

Fotografía de Reuters [Niños palestinos celebran el alto el fuego en la Franja]

Hoy se cumple una semana de la entrada en vigor del alto el fuego acordado en Egipto por Hamás e Israel para poner fin a la Operación Marco Protector del gobierno de Benjamin Netanyahu sobre la Franja de Gaza, una intervención militar iniciada como respuesta al secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes en Cisjordania y que se prolongó durante cincuenta días. El balance no puede ser más elocuente:

  • Casi 2200 palestinos, entre ellos 500 niños, han muerto como consecuencia de la operación militar sobre la Franja de Gaza, una zona que abarca 365 kilómetros cuadrados y que concentra a 1.8 millones de habitantes, sometidos al férreo bloqueo de Israel desde 2007 [como represalia al dominio de Hamás]. Según la ONU, el 70% de las víctimas palestinas son civiles. Las cifras de fallecidos de Israel son más difíciles de localizar. Algunas fuentes hablan de 68 muertos, en su  mayoría soldados.
  • Durante los 50 días de operación, el Ejército israelí ha destruido 17.000 casas en la Franja. También ha motivado el desplazamiento de 450.000 personas.
  • Los datos, por lo tanto, superan el balance de la Operación Plomo Fundido, desarrollada entre diciembre de 2008 y enero de 2009 y que causó 1400 muertos durante más de un mes de bombardeos continuados sobre la Franja.

El acuerdo de alto el fuego permanente alcanzado por las partes en Egipto tiene varios ejes: 1) la apertura de pasos fronterizos entre Gaza e Israel de forma que permita la aceleración de la introducción de ayuda humanitaria y del material para la reconstrucción de la Franja. También se reabrirá el paso de Rafah hacia Egipto y se pondrá bajo control de la Autoridad Nacional Palestina 2) se amplía el radio de pesca en la Franja de 3 a 6 millas. 3) queda pendiente la negociación futura sobre la apertura del puerto y el futuro aeropuerto de Gaza así como el desarme de las milicias de Hamás, el propio levantamiento del bloqueo de la Franja de Gaza y la liberación de presos. Es decir, en términos generales, hablamos de un acuerdo que repite las condiciones del acuerdo firmado por Hamás e Israel en 2012.

La operación deja cicatrices aún más profundas, que se explica por la sensación de derrota que arrastra Israel que, según el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, Jesús Núñez, «sólo ha logrado cortarle las uñas a Hamás» [citado por TVE]

A pesar de la actitud de la comunidad internacional, que se ha desgañitado en defender la legitimidad de la respuesta israelí contra terroristas, entendiendo como tal a toda la población civil que reside en Gaza, la campaña de imagen de Israel puede haber tocado fondo. No hace falta pulsar la opinión publica española -que muestra un tradicional sesgo propalestino- para entender que la maquinaria de propaganda israelí no ha cumplido con su objetivo.

Internacionalmente, se proyecta la imagen de un Estado abusón al que se le deja actuar porque tiene a su lado al gendarme de la paz mundial en una zona que está ganándose el apelativo de avispero geopolítico. No cabe descartar en absoluto que Washington haya tomado medidas en este asunto y que haya presionado a Netanyahu para aceptar el contenido de un alto el fuego que no le deja en una situación de fuerza frente a Hamás, que vuelve a salir reforzada como actor clave en la Franja y como parte substancial del gobierno de unidad nacional que se perfila en Palestina.

No en vano, el mismo día en el que Tel Aviv comenzaba el repliegue, el ex primer ministro del gobierno de Hamás en Gaza, Ismail Haniye, consideró «una victoria de la resistencia islámica» el alto el fuego firmado con Israel y puso voz al siguiente objetivo: «la resistencia armada se prepara ahora para la liberación de Jerusalén».  Ante miles de seguidores, Haniye arengó a los suyos en términos como éstos: «Este tipo de batalla nunca había tenido lugar en la historia de la ocupación. La resistencia armada palestina se ha ganado la admiración del mundo y ha logrado sorprender a Israel; la resistencia armada se ha desarrollado y ahora es diferente, más grande y más fuerte que la que luchó en las guerras previas contra el ocupante; los 1,8 millones de habitantes de Gaza son los héroes al haber hecho frente a la ocupación. Vuestra persistencia es la razón principal de la victoria de la resistencia. Durante la misma, las brigadas han humillado a los soldados». La reacción en la Franja de Gaza a las noticias que llegaban desde El Cairo fueron de júbilo en las calles.

En términos similares, Benjamin Netanyahu negó la victoria de Hamás y defendió que su país había asestado el golpe más duro a los islamistas: «El objetivo estaba claro: golpear duramente a Hamás para conseguir una paz duradera para el pueblo israelí y, efectivamente, hemos golpeado duramente a Hamás». Netanyahu, consciente del malestar que el alto el fuego ha ocasionado a su población, alimentada desde hace años en una suerte de nacionalismo sionista que pasa por la aniquilación del pueblo palestino, defendió la líneas maestras decretadas por su Ejecutivo en este caso: «Hamás pidió un puerto y un aeropuerto, que no ha conseguido; una compensación monetaria por los salarios, que no ha conseguido; la liberación de los detenidos tras el asesinato de tres jóvenes israelíes, que no ha conseguido; y la mediación de Turquía y Qatar, que no ha conseguido».

Según las encuestas hechas públicas en plena negociación del alto el fuego, la popularidad de Netanyahu se movía en el 38%, casi 20 puntos menos que el porcentaje que alcanzó durante la primera semana de la operación Margen protector y muy lejos del 65% que consiguió el 5 de agosto. Según otras encuestas, la popularidad del primer ministro no supera el 32% (desde el 80%), con un 54% de la población que no estaba de acuerdo con negociar un alto el fuego con Hamás, que sale indemne. Un 83% de la población israelí respalda la actuación del Ejército.

Es por esta razón por la que el presidente palestino, Mahmud Abbas, ha hablado de la creación del Estado palestino de pleno derecho con ayuda de la comunidad internacional. La propuesta de Abu Mazen plantea «poner fecha al fin de la ocupación” y proceder a la creación de Palestina sobre las fronteras previas a 1967 [Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este como capital]. Desde Israel ya se ha manifestado en contra de esta pretensión con el argumento de que «Cisjordania es la cuna del pueblo judío» y que retirarse a esas fronteras de hace 47 años equivaldría a un «suicidio nacional».

El fin de las hostilidades se mantiene pero las bases del acuerdo con tan blandas que es más que probable que, dentro de poco tiempo,  y al calor de los movimientos políticos para que Palestina se convierta en un actor de pleno derecho de la comunidad internacional, volvamos a estar en las mismas. Por eso recomendamos el visionado de «5 Broken Cameras», el documental que Emad Burnat y Guy Davidi presentaron en 2011 sobre la vida cotidiana en una de las zonas del planeta que más atención mediática provoca por las raíces mismas del conflicto:

 

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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