Todo comenzó con el vídeo con el que Greenpeace entró en la precampaña electoral: En un spot de casi tres minutos, la ONG ecologista jugó con devolver a los cabezas de lista de PP, PSOE, Podemos, C’s e IU a la infancia, el momento de la vida en el que todo está por hacer y se desprende ilusión por todas partes. Éste fue el trabajo en el que increpaban a los líderes políticos a adoptar medidas sobre el medio ambiente que no avergozaran a los niños que una vez fueron:
El trabajo de la ONG, ampliamente difundido por las redes sociales y ediciones digitales de los medios generalistas, puso a prueba a los equipos de redes que acompañan a los líderes políticos. Más allá de la evidencia de una tendencia creciente a la masculinización de la política -al fin y al cabo, hablamos de que son cinco los hombres que podrían tener en sus manos el futuro gobierno del país-, volvimos a ver cómo cada uno entiende e integra el uso de Twitter como una herramienta más de comunicación política.
Poco despues de difundirse el spot, encontramos respuesta en las cuentas de Twitter personales de tres de los cinco candidatos: Albert Rivera, Alberto Garzón y Pedro Sánchez. Iglesias respondió muchas horas más tarde, en la línea abierta por el líder de C’s. En sus respuestas, se puede apreciar la manera de entender la herramienta por parte de cada uno:
- Pedro Sánchez respondió hablando del programa electoral con el que concurre a los comicios el próximo 20D. Es habitual que Sánchez enmarque su actuación en Twitter como un método más de trasladar el mensaje político del momento, con escasas interpelaciones o contacto con el resto de usuarios. Tampoco suele escribir él mismo los mensajes. Estamos ante una manera de entender la propaganda en sentido clásico, con su propia cuenta como canal emisor de ideas, sin feedback posible. La cuenta oficial del PSOE adolece del mismo mal
- Alberto Garzón se situó en un punto medio entre la complicidad con el usuario de Twitter (colocando la imagen que Greenpeace creó para referirse a él en el vídeo) y su concepción de su cuenta en esta red como un cauce para trasladar su mensaje de partido en torno a este asunto.
- Albert Rivera respondió al reto de Greenpeace en torno a un futuro debate y aprovechó para realizar un guiño que le humaniza como político y como usuario de Twitter: Colgó una camiseta de él de niño, con una camiseta que llevaba un lema que parecía un presagio. El líder de C’s se confirmó, así, como un político que entiende su participación en Twitter como canal de emisión de mensajes (también desde la cuenta oficial de C’s) pero también como el sitio en el que puede eliminar cierto encorsetamiento como dirigente político. Mención aparte merece la elección de la fotografía con el mensaje.
- Iglesias respondió a las 17.21 horas, es decir, que desaprovechó los informativos del mediodía donde la campaña de Greenpeace fue noticia y cuando el siguiente paso del independentismo catalán se había llevado toda la atención de los medios. Lo hizo también con una fotografía suya cuando era niño, aunque sin un mensaje tan claro como el de Rivera en su camiseta. Iglesias se comprometió con la protección del medio ambiente para evitar la especulación, una respuesta que confirma que tanto él como el partido estaban concentramos en el anuncio de que su cabeza de lista de las generales abandonaba su escaño en el Europarlamento para concentrarse en la campaña electoral en España.
Ni la cuenta de Rajoy ni la del Gobierno difundió la menor respuesta en torno a este reto.
Si tenemos en cuenta la importancia de Twitter como emisor de noticias que luego se integran en los medios de comunicación de masas, ampliamente seguidos por el ciudadano medio, llama la atención la visión ciertamente tradicional con la que algunos partidos siguen percibiendo este red:
- PP y PSOE suelen concebir este canal como cauce para emitir mensajes o campañas orquestadas desde sus cuarteles generales, como si así pudieran saltarse el control de los medios de comunicación como mediadores y llegar a la audiencia sin cortapisas. ¿Problema? Por su propia concepción, el usuario de Twitter no se parece al del receptor medio de noticias de los grandes medios, quienes, por cierto, tienen un sesgo muy parecido al de los grandes partidos en torno a la concepción de Twitter.
- Podemos cimentó buena parte de su acción de comunicación en Twitter, algo que durante estos meses ha ido modulando gracias a la atención que los medios prestan a sus líderes y portavoces. Aun así, sorprende que la formación perdida, de primeras, la oportunidad de realizar un guiño a Greenpeace, sobre todo porque el vídeo de la ONG se maneja bien en los códigos en los que se mueve habitualmente Podemos. La respuesta, tan parecida a la de C’s, también llama la atención.
- Lo mismo podemos decir de C’s, uno de los partidos que mejor conoce y se mueve en Twitter. Aunque a menudo realiza un trabajo parecido al del resto de equipos de los grandes partidos, a veces tienen la deferencia de ralizar estos guiños al electorado potencial, guiños que, en este caso, además, no deja de tener su gracia por el mensaje que la fotografía de Rivera de niño lanza.
- Antes de la escisión de IU-Madrid, IU tenía un perfil que conjugaba muy bien los mensajes del partido con la conversación más o menos directa con su electorado. Aunque la escisión se notó en los comunity managers que llevan las cuentas del partido, todavía muestra que sabe cómo funciona Twitter, siendo capaces de aunar el interés del partido por colocar ideas y mensajes con el propio funcionamiento de una red que, a menudo, funciona como la barra de un bar.