Evidencia número 1: Un mes después de las elecciones generales, ya podemos decir abiertamente que todos los partidos comienzan a admitir sus resultados:
- El PP ha entendido que, a pesar de ser el primer partido, perdió las elecciones y la actitud de Mariano Rajoy ante la investidura es la mejor constantación de esta hecho. Veremos el impacto que tiene internamente en las próximas semanas la nueva oleada de casos de corrupción que salpican a destacados miembros del partido.
- C’s sabe que no es tan determinante como se pensaba antes de las elecciones, una buena lección de humildad que será decisiva a la hora de preparar nuevas campañas electorales. No obstante, está sabiendo imponer decisiones gracias, en buena medida, a los dos representantes que tiene en la Mesa del Congreso de los Diputados. Su gran problema puede ser aparecer demasiado alienado con el PP.
- Podemos no se convirtió en el primer partido de la izquierda, aunque juegue todavía con esa posibilidad ante el demérito de los demás. Siguen aprovechando cualquier polémica para aparecer en la agenda de los medios, como hizo este domingo Pablo Iglesias desde Twitter ante Pedro Sánchez por una conversación telefónica.
- Y el PSOE sabe que afronta un momento decisivo con una debilidad interna que se plasma en cada decisión que debe adoptar, en la que se deja jirones de piel y, sobre todo, de sentido de Estado.
Evidencia número 2: Ferraz se ve sobrepasado por sus adversarios a diario. Lo evidenció el viernes y el sábado con la propuesta de ir a un gobierno de coalición con Podemos y Unidad Popular, propuesta que aceptó Sánchez al reclamar negociación de «programa» y que la propia dirección tachó de chantaje un día después.
Lo mismo se puede decir respecto al PP: La Ejecutiva socialista sufrió algo parecido a un ataque de cuernos cuando Rajoy trasladó al Rey que no sería candidato en la primera ronda de la investidura porque no contaba con los apoyos suficientes mientras los socialistas apelaban a una suerte de «obligación constitucional» para, en los días sucesivos, demandar a Rajoy que dimita (no se sabe muy bien de qué) si declina someterse, y perder, a la primera votación del Pleno de investidura.
Estos movimientos de PP y Podemos, además de mostrar quién lleva la iniciativa política durante estos días, proyectan la impresión de que Ferraz tiene bastante con reaccionar ante los acontecimientos, bien por falta de anticipación (lo que requiere tener contactos informales con otros partidos o personas bien informadas) o bien por la propia necesidad de supervivencia de la actual dirección.
Evidencia número 3: Podemos es el partido de la izquierda que mejor parado está saliendo de todo el sainete. Lo puso en evidencia el viernes, con la propuesta de Pablo Iglesias que hacía pensar en un escenario de acuerdo parecido al de la izquierda en Portugal (con todos los matices que señalamos siempre en relación a la distribución de fuerzas entre el PS y el BE y su comparación con el PSOE y Podemos). El hecho de que el coste de la decisión recayera sobre todo en los socialistas deja claro por qué estamos viendo, desde entonces, movimientos extraños en el PSOE de siempre.
El lunes, y a pesar del intento socialista en vincular la propuesta de Podemos a la persecución de «sillones» en las instituciones, la formación pudo contraatacar con la negociación socialista con C’s y con el PP para la composición de la Mesa del Congreso (con la presidencia de Patxi López). Volvieron a aparecer como una víctima de los partidos tradicionales, esta vez acompañado de C’s, por la ubicación de los grupos parlamentarios por parte de la Mesa del Congreso: Con 69 escaños, a Podemos le tocó lo que se conoce como el gallinero (con una distribución del grupo en horizontal, además).
Iñigo Errejón difundió el dibujo de esta distribución y, de paso, habló de «fraude electoral» al decidir llevar a cinco millones de personas al gallinero para silenciarlas:
Eso sí, les faltó vincular esta decisión con los insultos proferidos por diputadas como Celia Villalobos o de periodistas vinculados a medios de la derecha respecto a los piojos o falta de higiene de los diputados nuevos. Como decía Rubén Amón en El País: «Tendría más sentido que apreciaran el valor de su graderío. Porque les permite escenificar la diferencia con los diputados de barrera, engominados, trajeados. Y porque el gallinero, en el teatro, en la ópera, en los toros, ha constituido siempre un espacio de poder y de subversión, más o menos como si la distancia en vertical de la escena incitara a las posiciones beligerantes y los criterios intransigentes».
La polémica sirvió para que desde el PSOE se hablara de nuevo de que Podemos sólo pretendía hablar de los sillones, mientras volvía a trascender problemas internos. El presidente del Congreso, Patxi López, votó en contra de que Podemos tuviera esta ubicación mientras que Micaela Navarro, a la sazón presidenta del PSOE a propuesta de la federación andaluza, votó a favor. El PP acusó a López de mentir y horas después fuentes parlamentarias confirmaban al diario Ara que la iniciativa para buscar esta ubicación a Podemos partió de los miembros socialistas de la Mesa del Congreso. Este miércoles, la formación morada propuso que ésta fuera la distribución de los grupos parlamentarios y López habría aceptado negociarla:
Evidencia número 4. El PSOE encadena varios errores no provocados que, en todo momento, se leen como la confirmación de la extrema debilidad y la division entre la Ejecutiva y el resto del partido. En clave interna se interpretó la rectificación de la posición de Ferraz ante la propuesta de Podemos y en ese sentido se atisba la decisión de la Mesa del Congreso, una suerte de grito «a Podemos ni agua» que ha hecho famoso a las federaciones socialistas más críticas con las posiciones de la formación. También la puntualización de la posición de la Ejecutiva federal que expresó este lunes el secretario de Organización socialista, César Luena, y que ocupó todas las portadas: Ferraz consultará toda la política de pactos con los barones territoriales del partido, lo que hace pensar en que habrá dificultades para aceptar formar un frente de izquierdas con Podemos:
Este sábado se reúne el Comité Federal del partido y puede ser el ámbito en el que más claramente se expongan los problemas internos que afronta el PSOE en el momento en el que mayor fortaleza debería proyectar. Veremos el peso de declaraciones como las del ex presidente Felipe González, a favor de que el partido se abstenga en una hipotética investidura de un candidato del PP apoyado por C’s, o la campaña que lideran ex ministros socialistas a favor de un gobierno de gran coalición con el PP.
CODA. El País llevó en portada, este jueves, la entrevista en la que Felipe González deja clara cuál es la posición de un sector del socialismo tradicional: Facilitar un gobierno del PP y C’s gracias a su abstención.
Otros periódicos destacaron, además, la reacción del propio Sánchez a la filtración de la posición del ex presidente del Ejecutivo, anteriormente un referente para buena parte de la militancia y la base electoral que, poco a poco, ha ido abandonando al partido:
Comprobamos, de nuevo, cómo el PSOE sigue siendo, día tras día, el tema destacado de buena parte de la prensa generalista. Tenemos, pues, la constatación de que todos los caminos pasan por lo que decida, algo que añade presión a la dirección actual.