Bayrou apoya a Macron, que pugna con Fillon por pasar a la segunda vuelta

Faltan tres meses para que se celebre la primera vuelta para las elecciones presidenciales francesas y volvemos a hablar de incertidumbre para definir lo que está ocurriendo en el país galo. La estrella emergente, Emmanuel Macron, ha confirmado estos días que mantiene un techo electoral importante que viene explicado por algún patinazo en su, por otra parte, dinámica y bien planteada campaña electoral.

También explica su posición en los últimos sondeos sobre intención de voto, en los que aparece de nuevo sobrepasado por el candidato de Les Republicains, François Fillon, por la propia capacidad de éste para sobreponerse del escándalo sobre el cobro de dinero público por parte de su esposa durante años, unos fondos destinados por un trabajo que, según parece, no se realizó.

A pesar de la polémica, Fillon ha demostrado capacidad de aguante y los sondeos comienzan a reflejar que podría ser el candidato que se dispute la segunda vuelta con Marine Le Pen, con un 20.1% de los votos de media frente al 20.3% que recibiría Macron. Sin embargo, la noticia es que la candidata del Frente Nacional se mantiene sorprendentemente estable en un 25-26% de intención de voto desde hace meses (27.5% según un sondeo publicado este jueves).

Todos los estudios demoscópicos certifican que ella será una de las aspirantes al Elíseo en la segunda vuelta y, aunque lo previsible es que vuelva a ejecutarse una suerte de cordón sanitario, como bien apunta Cierzo Bardenero (@Cierzo_bardener) en un imprescindible análisis de la campaña francesa, tras la victoria de Donald Trump en EEUU y del Brexit no se puede descartar ninguna posibilidad.  Según el trabajo de IFOP, Macron ganaría el segunda vuelta con el 61% de los votos, distancia que Elabe reduce al 56% (con Le Pen en el 44%). De acuerdo con los datos de BVA, Macron ganaría en segunda vuelta con el 61% de los votos, que cae al 55% en el caso de que fuera Fillon quien se disputara con Le Pen el Elíseo.

Si no comete grandes errores, se confirmará el éxito de su campaña, en la que ha arrebatado definitivamente a la izquierda buena parte de sus argumentos sobre los efectos negativos de la globalización o la necesidad de conservar las esencias identitarias francesas. Sea como fuere, la candidatura de Le Pen rema a favor: Noticias sobre la investigación en el Parlamento Europeo por el uso que dio a los fondos o la polémica de estos días por su negativa a taparse el cabello para reunirse con el gran mufti de Líbano en su visita a este país (un encuentro que parece preparado por su equipo) apuntalan precisamente la imagen que el Frente Nacional quiere proyectar en estos comicios. Como muestra, el vídeo de campaña de estos comicios, presidenciable y sin rastro de lo que la caracterizó, a ella y al Frente Nacional, hasta hace cuatro días:

Bayrou y la propuesta del frente de izquierdas

En este contexto, la posición de los tres favoritos para ocupar el Elíseo tras la segunda vuelta de las presidenciales, que se celebrará el próximo mes de mayo, puede sufrir modificaciones por las decisiones que están adoptando estos días otros actores menores. Destacamos, por un lado, la petición realizada por el centrista Fraçois Bayrou (6% de intención de voto en el único sondeo que preguntaba por él) para formar una alianza con la candidatura de Macron, propuesta aceptada por el ex ministro socialista de Finanzas.

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Se espera que el anuncio, por parte de quien dijo que Macron sería el representante de los grandes intereses financieros, permita que el candidato de En Marcha reciba cierto impulso desde ese nicho de votantes, un impulso que podría tapar la fuga de votos que estaría sufriendo desde el centroconservador que no vio con buenos ojos el escándalo Fillon. También sería la confirmación de que su campaña había entrado en zona peligrosa en cuanto a sus aspiraciones de pasar a la segunda ronda.

Por otra parte, tanto el PSF como La France insoumise de Jean-Luc Mélenchon siguen explorando la posibilidad de conformar un frente de izquierdas que les permita aspirar a disputar la segunda vuelta de las presidenciales. Los últimos sondeos confirman que las pretensiones de Hamon se han desinflado en las últimas semanas y ahora se mueve en torno al 14% de intención de voto (3 puntos menos de los que le otorgaban los sondeos posteriores a su victoria como candidato del Partido Socialista en  las primarias disputadas con Manuel Valls). Tampoco se registran subidas importantes en el caso de Melenchon, que se mueve en una horquilla muy parecida a la que obtuvo en las elecciones de 2012.

Según los últimos sondeos reseñados, la suma de ambos les permitiría superar el 25% de media. Sin embargo, como bien pueden constatar IU y el PSOE tras las elecciones de 2000 o Podemos e IU tras las de junio de 2016, este tipo de alianzas pueden impulsar el voto en contextos favorables a las formaciones que los protagonizan pero, en general, suelen registrar fugas del votante más ideologizado. No parece que, con el contexto que tenemos entre manos en Francia, la hipotética alianza consiga los resultados para la que ha sido planteada.

CODA. Lo que ocurra en Francia será mayo será fundamental para el futuro próximo de la UE, a la espera del resultado de las elecciones alemanas, el próximo otoño. De ahí que recomendemos, una vez más, un artículo publicado por Rafael Poch en su blog en La Vanguardia. Extraemos tres párrafos

¿Es imaginable que Francia sea capaz de convencer a Alemania de que renuncie a la europeización de su estrategia económica nacional por ejemplo desmontando el euro y regresando al Sistema Monetario Europeo, SME (como propone Oskar Lafontaine), la regla de oro de los déficits presupuestarios o el estatuto del BCE? Me parece que no, así que estamos ante algo parecido a un proceso irreversible de autodestrucción.

En Francia da la sensación de que cada vez más gente piensa, a izquierda y a derecha, que la única forma de cambiar Europa es empezar por cambiar Francia. Es lógico teniendo en cuenta la ausencia de un “demos” europeo, sujeto de la soberanía, y la fuerza de la tradición social francesa. Sin esperar una coordinación automática entre países, ese regreso a los estados nacionales, es decir al marco de la soberanía popular, es lo que a largo plazo podría redundar en una redefinición del proyecto europeo. El problema es que, hoy por hoy, ese regreso al estado nacional lo está capitalizando la extrema derecha. Incluido en Francia.

Me parece que uno de los escenarios que tiene más futuro en la Europa de hoy (“presente” si se atiende a lo que los tories están haciendo en el Reino Unido) es el de la “lepenización de Goldman-Sachs”: una síntesis y entendimiento entre la extrema derecha y el establishment neoliberal.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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