La carrera por liderar el PSOE comienza a ponerse seria. Existe cierto consenso en que la movilización del sanchismo, que sigue llenando los actos en los que se anuncia la presencia de Pedro Sánchez, ha cogido por sorpresa a sus críticos y a la Gestora, que intenta minimizar su efecto basándose en una idea no exenta de razón: Los llenazos de Sánchez se explican por la movilización de una parte de la militancia (siempre la misma) y por curiosos que, al no estar afiliados al PSOE, no tienen derecho al voto en las primarias que el partido celebrará el próximo mes de mayo.
Este argumento, además, encierra otro más importante que no habría que perder de vista en las próximas semanas: La militancia suele ser más conservadora de lo que se cree a menudo como confirmó el último proceso de primarias, en verano de 2014, aquellas que ganó el candidato que hoy ha transmutado en adalid a la izquierda porque, según algunos de sus apoyos, ha aprendido una lección que le costó ejecutar a pesar de llevar toda la vida en el partido. Un mensaje claro y directo que los barones deberían asumir y explicar sin críticas de trazo grueso que no hacen sino alimentar la leyenda de un Sánchez cercano a las tesis de Podemos.
De lo que no cabe ninguna duda es que la estrategia de Sánchez, copiada directamente de la campaña de Donald Trump y basada en actos públicos, relación directa con los militantes a través de las redes e interés por apartarse de los medios como mediadores de su mensaje, quién lo diría, está dando sus frutos. Hace unos días se avanzaron datos de un estudio sobre el apoyo a los candidatos en redes sociales, y Sánchez despuntaba con un 60.7% frente al 30.1% de Susana Díaz y al 9% de López. Datos todos ellos que explicarían las dudas de la presidenta de la Junta de Andalucía para dar un paso al frente.
A esta altura del partido, y a la espera de que Díaz anuncie si se decide o no atravesar el Paso de Despeñaperros y disputar el liderazgo del PSOE, existe también cierto consenso en que, en esta ocasión, la presidenta de la Junta de Andalucía no tomará una ola ascendente. Gran parte del éxito de la campaña del sanchismo, más allá de hacer creíble un giro a la izquierda que, simplemente, no está en el ADN de su líder, es haber conseguido trasladar que gran parte de los problemas que atraviesa hoy el partido tiene que ver con las maniobras ejecutadas en la sombra por Susana Díaz. La misma que en su día maniobró a favor de Sánchez en las primarias que ganó frente a Eduardo Madina, aunque apenas ya nadie lo recuerde.
Existe un tercer consenso: La campaña de Patxi López, con un perfil integrador, no termina de despegar, aunque, al final, podría ser el gran beneficiado en el choque de trenes entre Sánchez y Díaz o si, como apuntamos en este blog, Susana Díaz entiende que su tiempo pasó y decide no presentarse finalmente a las primarias. A falta de saber si podría apoyar o no a un mirlo blanco (Esther Palomera este lunes introdujo el nombre de un gran desconocido para el gran público, Juan Lobato, actual alcalde de Soto del Real, pero que podría acabar con el mito del giro a la izquierda de Sánchez), el gran beneficiado del statu quo, aunque no lo parezca, es el ex lehendaki vasco, considerado un hombre de partido y, de cara al electorado, el que menor rechazo genera. Si le gana a Sánchez, no se habrá consumado la ruptura entre las bases y cuadros medios del partido con el aparato en las distintas federaciones ni tampoco supondrá, a priori, el inicio de un ajuste de cuentas pospuesto por el sanchismo desde el pasado 1 de octubre.
Este fin de semana analizamos los resultados del sondeo de Simple Lógica en el que precisamente se preguntaba por la aprobación de Díaz, con datos que ella y su equipo deberían analizar detenidamente por el grado de rechazo que genera. La presidenta andaluza tiene un gran problema incluso en la base electoral del PSOE, aunque conviene destacar algunos puntos que no se están teniendo en cuenta en los estudios que se están publicando para pulsar por dónde puede acabar el proceso interno socialista: La mayor parte de los votantes socialistas no son militantes (como tal, tendrán derecho a voto unos 190.000) y por eso lo que la militancia puede refrendar puede no ser lo que sus electores deseen.
El socialismo galo puede dar una valiosa lección al respecto al elegir a un candidato que arrasó en las primarias (con el voto de militantes y simpatizantes, una categoría que en esta ocasión no se maneja en el proceso interno del PSOE) pero que no superará, ni de lejos, el 18% de intención de voto en las presidenciales francesas.
Con estas prevenciones, analizamos los resultados de la encuesta del GESOP para El Periódico sobre el proceso de primarias del PSOE, con datos que contradicen en cierta medida los apuntados por Simple Lógica: Pedro Sánchez aparece el líder preferido para ganar las primarias para el 36.2% del electorado, que pasa al 49.5% entre los votantes del PSOE (que no militantes, insistimos). Patxi López recibe el apoyo del 27.4% de los electores (26.7% entre los del PSOE) y Susana Díaz queda la última con un apoyo del 22.5% (que cae al 16% entre los electores socialistas). Conclusión: La presidenta de la Junta obtiene mejores datos entre los votantes de opciones que no son precisamente las que representa su partido.
A pesar de las preferencias, Patxi López aparece como el líder socialista mejor valorado con un 4.4 que se convierte en un 6 entre los votantes socialistas (con especial apoyo en Euskadi). Sánchez le sigue con una valoración del 4.1 (6.4 entre los votantes socialistas, con especial incidencia en Cataluña, donde le respaldaría más de la mitad de su electorado, y en Canarias).
Cierra la tabla Susana Díaz con una valoración de 3.5 (4.9 entre sus votantes, con apoyo en Andalucía, las dos Castillas y Galicia, aunque en ninguna con un apoyo tan importante como el que registra Sánchez en Cataluña). En este punto, conviene resaltar que no se pregunta por dos de las federaciones más potentes del PSOE con permiso de Andalucía y Cataluña: Comunidad Valenciana y Madrid, cuyos secretarios generales se han declarado cercanos a López o Díaz.
En cuanto al futuro, el 49.1% de los votantes considera que Susana Díaz ganará las primarias, apoyo que cae al 42.2% entre los votantes socialistas (entre los que encontramos, por supuesto, a los militantes que decidirán sobre esa victoria). El 20.4% señala que ganará Sánchez y el 16.8%, López. Si se traslada la variable recuerdo de voto, el 27.7% de los votantes socialistas opina que Sánchez será el que venza en las primarias y el 16% apunta a la victoria del ex lehendakari.
El español también publicó los resultados del estudio de Sociométrica, a partir de 800 entrevistas realizadas entre los días 13 y 17 de febrero, en los que se recoge esa disociación. Cuando se pregunta por el resultado futuro, el 47.7% considera que Susana Díaz ganará las primarias (41.6% entre los votantes del PSOE) aunque sólo el 25% considera que ella debería ser quien ganara el proceso (22.2% de votantes socialistas).
Sánchez recibe un 16.1% (12.8% entre sus votantes) cuando se pregunta por quién será el próximo secretario general del PSOE aunque el 26.8% mantiene que debería ser él (33.5% entre los electores socialistas). López, por su parte, recibe un 16.3% cuando se pregunta por lo que ocurrirá (25.4%entre los suyos) y un 19.5% cuando se interroga por lo que debería ocurrir. Sin embargo, llama la atención el 28.7% que, cuando se pregunta por lo que debería ocurrir, responde con No sé u Otro candidato.
CODA. El GESOP también se interesó por la opinión de la ciudadanía ante el resultado de la Asamblea ciudadana de Podemos, con datos que tampoco debieran tranquilizar a la actual dirección del partido. Pablo Iglesias recibe peor valoración entre los votantes (5.6) y entre los suyos (6.3) respecto a Iñigo Errejón (4.3 puntos y 6.5 entre los de UP). El ex número 2 de facto del partido recibe mejor valoración que su secretario general en todas las CCAA:
El 38.2% de los votantes dice no sentirse satisfecho por el resultado del congreso de la formación morada (el 62.7% de sus votantes sí está de acuerdo con la elección de Pablo Iglesias como secretario general). Además, el 65.4% de la población cree que este movimiento impedirá que Podemos gobierne en algún momento (entre sus votantes, el 59.1% opina que sí lo hará).