Tenemos que retroceder a 1991 para asistir a una victoria del PSOE en las elecciones autonómicas valencianas. Ximo Puig, el cabeza de lista del PSPV, confirma el acierto de su adelanto electoral, para aprovechar la ola a favor de los socialistas en las elecciones generales, y asesta dos golpes simultáneos: El más evidente, al PP, en una de sus CCAA fetiche desde los tiempos de José María Aznar, que se hunde hasta porcentajes de apoyo históricos.
El segundo golpe tiene como protagonista a Compromís, su socio de gobierno, al que no le queda mucho más margen de maniobra que reeditar un Pacto del Botànic muy tocado tras la decisión unilateral de Puig de adelantar los comicios. Si añadimos el fracaso de Compromís en las elecciones generales, donde sólo logró un diputado, tras su decisión de presentarse al margen de Unidas Podemos, el presidente de la Generalitat en funciones, con un porcentaje de apoyo modesto respecto a la serie histórica, tiene contra las cuerdas a un rival potencial y socio inevitable a juzgar por el momento que estamos viviendo.
Con una participación del 75,80%, +6.54 puntos respecto a las elecciones de 2015, el PSOE se convirtió en la fuerza más votada con el 23.87% de la representación (+3 puntos en relación a los últimos comicios) y 27 diputados, un resultado que se sustenta, como en el resto del país, por el descenso de otras opciones en su arco ideológico.
En el caso de la Comunidad Valenciana, ese aumento se traduce en un descenso de Compromís, que se deja 17.000 votos y dos diputados y que pasa a ser cuarta fuerza parlamentaria en Les Corts. Por su parte, Unidas Podemos pierde hasta cinco asientos y 69.000 votos, una bajada que lo sitúa como sexta fuerza con el 10.44% de los votos y 8 escaños. Entre los tres aglutinan al 48,22% del electorado, un porcentaje apenas 5 puntos por encima del 43.29% conseguido por el PSOE de Joan Lerma en 1991.
De esta manera, confirmamos el paso de un sistema bipartidista imperfecto en los años ’90, a un multipartidismo con la ruptura de los diferentes bloques ideológicos que, en grandes rasgos, se basan en el eje izquierda/derecha, con el componente nacionalista que, en caso valenciano, aporta Compromís. Esta fragmentación, que el PSOE sufrió directamente entre 2007 y 2015 (pasó del 34.99% al 20.8% de los votos) lo vive en estos momentos un PP que parece noqueado a nivel nacional o en los respectivos territorios, con la fundación FAES fijando la fragmentación del bloque de centroderecha como la causa de la derrota sin paliativos de los populares este fin de semana.
Como se esperaba, VOX irrumpe con fuerza en Les Corts con el 10.44% de los votos (279.000 papeletas) y 10 diputados, que pasan directamente de las filas del PP. Los populares se conforan con la segudna plaza al obtener un 18.88% de los apoyos, es decir, -8.1 puntos respecto a 2015 y que se suma a la caída detectada ya en los anteriores comicios. Recordemos que en 2011 la lista que encabezaba entonces Francisco Camps se hizo con el 49,42 % de los votos. Es decir, de acuerdo con la tendencia nacional, los populares han perdido en ocho años más de 700.000 votos, -30,5 puntos de su representación. Desde este domingo, el PP valenciano se convierte en segunda fuerza con 19 escaños, uno más que C’s.
De la misma manera que ha ocurrido en las elecciones generales, C’s se convierte, en estos comicios, en el relevo natural de los populares. La lista que encabezaba Toni Cantó ha logrado 466.000 votos, el 17.45% de la representación tras subir casi 5 puntos en comparación con su resultado en 2015. Se sitúa a 1,43 puntos del PP, lo que abre la posibilidad de una labor de oposición dirigida, sobre todo, a postularse como el principal partido de oposición frente al PSPV de Ximo Puig, repitiendo en la Comunidad Valenciana parte de la estrategia que C’s está elaborando tras sus resultados en las elecciones generales.
El reparto por provincias confirma el desastre del PP, con una pérdida de 4 diputados en Alicante y 5 en Valencia, donde se convierte en tercera fuerza, por detrás de Compromís; en Castellón cede 3 asientos (2 para VOX), mientras el PSPV avanza en Valencia especialmente (2 diputados), al igual que VOX, que suma 4 escaños, los mismos que también gana en Alicante.
Balance de sondeos sobre estimación de voto
A diferencia de lo ocurrido en las elecciones generales, donde las empresas demoscópicas, en general, han estado más acertadas con el resultado de los comicios, en la Comunidad Valenciana los datos previos contrastan con lo que destaparon las urnas. El sesgo más evidente, el teórico dominio del PSPV,que finalmente ha quedado como primera fuerza debido, sobre todo, al fuerte desplome del PP. todos los estudios preelectorales publicados le situaban clarmaente por encima del 23.87% obtenido el domingo, con especial mención a GAD3 (+6.33 puntos) o 40dB, que sí ajustó más el resultado que obtendría el PP.
Existen dos partidos que, precisamente, sufrieron el sesgo contrario: Todos los estudios infravaloraron el apoyo a C’s y a VOX, con diferencias de entre 1.45 puntos (CIS) y 4.45 puntos (IMOP) en el caso de C’s y entre 0.44 (IMOP) y 5.14 puntos (NC-Report) si nos referimos a la formación de ultraderecha.
En el caso de PP, también se detectan grandes oscilaciones entre los estudios que le situaron muy por encima del 18.88% conseguido finalmente (Celeste-tel, GAD3 y, sobre todo, NC-Report, que sumó 6.12 puntos al porcentaje de voto conseguido finalmente), con mención especial a los que también le situaron en un escenario más negativo del que finalmente protagonizó (IMOP y, sobre todo, el CIS, que estimó un 15.4% de apoyo para la lista que encabezaba Isabel Bonig).
Respecto a Unidos Podemos, existen dos grupos: Los sondeos que infravaloraron su resultado (-1.87 puntos por debajo del resultado final en el caso de GAD3) y los que le situaron por encima del 7.97% obtenido finalmente (+3.53 puntos en el caso de IMOP). Los trackings de estas empresas, en elecciones generales, estuvieron bastante más ajustadas al resultado final que en la Comunidad Valenciana.
Por último, hay que hablar de Compromís, también se dan oscilaciones entre los estudios que le otorgaban un empuje mayor (+2.65 en el caso de IMOP o el +1.95 para 40dB) y los que midieron con más fuerza una caída que se limitó finalmente a poco más de un punto respecto a 2015 (-1.75 puntos en el caso de NC-Report).
A este respecto, conviene tener en cuenta que, en general, los sondeos publicados se elaboraron con trabajos de campo muy estrechos y, en muchos casos, antes del arranque de la campaña. Eso explica, quizás, el descenso del PSOE en relación a las expectativas anteriores (y en este punto sería interesante analizar la influencia de la campaña de Pedro Sánchez en los resultados que finalmente ha conseguido el PSPV), algo que también se puede apreciar en el caso del PP, que ha ejecutado una muy mala campaña electoral tanto a nivel nacional como autonómico.
Asimismo, conviene prestar atención a la propia dinámica interna del frente de centroderecha que se ha confirmado en estos comicios y que suma 1,249 millones de votos, es decir, prácticametne el mismo resultado que consiguió el PP valenciano en 2011 (1,211 millones de votos), lo que incide en la teoría de que, durante estos años, el electorado de centroderecha se ha fragmentado en las tres opciones ya conocidas que, además, disputarán en un mes la hegemonía de ese bloque en las municipales y europeas.