Los resultados de las elecciones europeas han confirmado que la esperanza del centroizquierda socialdemócrata pasa, sobre todo, por España y Portugal. Los comicios generales en España del pasado mes de abril, a la espera de que se dirima la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, y las buenas expectativas del PS en las elecciones generales lusas, previstas para el próximo 6 de octubre, confirman a ambos países como puntas de un eje hacia una teórica reconfiguración del reparto de poder en la UE que ha vuelto a dejar mucho que desear. Esta proyección se percibió en la reunión del G20, en Japón, con la exhibición de buenas relaciones entre Emmanuel Macron y el propio Sánchez, y en la negociación de los cargos a designar en las instituciones de la UE para los próximos cinco años.
Volvemos, pues, a dinámicas reconocidas y reconocibles del statu quo anterior a la crisis financiera, con la pérdida de poder de Syriza, que ganó las elecciones en 2015 como símbolo de recuperación de la dignidad griega y de un giro hacia una Europa más empática con los ciudadanos, y con un espejo, Italia, que apuntala una retirada de influencia en la escena comunitaria como castigo nada disimulado a las políticas defendidas por Matteo Salvini en el país, con la desactivación del M5S mediante.
En este contexto nos fijamos en Portugal, un país al que observa como reflejo futuro, en buena medida porque, en los grandes números, la economía marcha. Los sondeos sobre estimación de voto no recogen grandes cambios en relación a las expectativas de los diferentes partidos en Portugal en relación a la serie histórica, a excepción de la paulatina caída de las expectativas de voto de los socialistas, que por el momento no se traduce en una recuperación del espacio perdido por el centroderecha.
Así, el PS sigue liderando la competición con un 36.35% de apoyo de media, -1.4 puntos respecto al mes de mayo pero todavía +3 puntos en relación a su último resultado en las urnas, con el anuncio de medidas y políticas, como el control de los precios de alquiler, que hace las delicias del electorado de centroizquierda español, especialmente en un momento en el que la vivienda, en todas sus vertientes, se confirma inmersa en una nueva burbuja financiera.
El PS se destaca del PSD, que sigue reptando en su suelo electoral. El partido de centroderecha portugués por antonomasia obtendría el 23.55% de los apoyos, -1.8 puntos respecto a la estimación realizada el pasado mes. Su socio de coalición electoral en 2015, el CDS, se movería en torno al 6.65% (-1 punto respecto al mes anterior) y juntos sumarían el 30.2% de lo sapoyos, -8.4 puntos en relación al resultado obtenido hace cuatro años por Portugal à Fora.
En cuanto a los socios parlamentarios del PS, no se perciben tampoco grandes oscilaciones electorales: El BE sería tercera fuerza con el 9.05% de los apoyos, -1.2 puntos en relación a los últimos comicios pero una proyección idéntica a la de hace un mes. La CDU, por su parte, caería al 6.3% de los apoyos (-1.9 puntos en relación al mes pasado). Entre las tres fuerzas sumarían el 51.7% de la representación parlamentaria, por lo que todo estaría listo para reeditar un pacto como el de la geringonça.
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