Rajoy descarta dimitir y se toma en serio la moción de censura de Sánchez

El PSOE registró esta mañana, en el Congreso, la petición de moción de censura contra el presidente del Gobierno. El motivo, la situación de crisis institucional en la que queda el país tras la sentencia hecha pública este jueves en la AN en la pieza central del caso Gürtel. Se consumaba así lo que era un secreto a voces desde por la tarde en Ferraz: A la espera del procedimiento, habría moción contra Mariano Rajoy para tumbar a su Gobierno y, en segundo término, poner en evidencia a C’s, que no tuvo este viernes su mejor día.

Tras conocerse el registro en el Congreso de los diputados, desde Ferraz se justificó la premura, antes incluso de la consulta a los órganos internos del partido y, se supone, a la militancia, en virtud de los cambios incluidos en las normas de funcionamiento interno aprobadas en el último congreso del partido, ante el temor de que Rajoy se apresurara a un adelanto electoral que, por otra parte, no le conviene a nadie en estos momentos. Con la moción de censura presentada, queda suspendida la prerrogativa del presidente del Gobierno de disolver las Cámaras y convocar elecciones (art. 115.2 de la CE).

Sobre la mesa, datos sobre las posibles mayorías: El PSOE tiene 84 diputados (uno si sumamos el escaño de Nueva Canaria) y tiene confirmados los votos a favor, sin contraprestaciones, de Unidos Podemos y Compromís (71) y, seguramente, de los dos partidos catalanes (ERC, 9 diputados; y el PdeCat, 8). En el momento de elaboración de este post, se había confirmado que seguramente votaría también a favor EH-Bildu (2), si se admite el derecho a decidir, y que el PNV  (5 diputados) se abría a mantener negociaciones en torno al futuro de Euskadi y de Cataluña, que mantiene sus instituciones bloqueadas en aplicación del art. 155, para lo que el Gobierno contaba con el apoyo de C’s y del PSOE.

A lo largo de la mañana, se confirmó que, además de los diputados del Grupo Parlamentario Popular y partidos aliados (FAC y UPN), la moción del PSOE no contaría con el apoyo de CC (que se mostraba en contra de votar junto a partidos independentistas y, según apuntó Ana Oramas, «proetarras») ni tampoco de C’s, que tras unas declaraciones increíbles en torno a la idea de una «moción de censura instrumental» para convocar elecciones anticipadas, aseguró que no formaría parte del bloque con partidos que «quieren romper España».

Este argumento fue el defendido también por el portavoz del PP, Fernando Martínez-Maillo, que adelantó la vía seguida por Moncloa. En una comparecencia improvisada, arropado por todos los miembros del Gobierno en la sala de prensa del Palacio de La Moncloa, Rajoy arremetió contra Sánchez por querer ser presidente del Gobierno: «Es una moción que se hace en el único interés de Sánchez, que perdió las elecciones y sacó el peor resultado del PSOE. No tiene más objetivo que Sánchez sea presidente a cualquier precio y con quien sea». Estableció además las opciones que tiene Ferraz para sacar adelante la moción «con C’s y Podemos a la vez» o pactar con ERC, PdeCat, Bildu o con Compromís: «Cualquier gobierno con estos apoyos es inviable. Sánchez lo sabe pero le da igual», dijo.

El presidente del Gobierno consideró que «esta moción va contra la estabilidad de España que los PGE garantizaban, perjudica la recuperación económica, e  introduce mucha incertidumbre» y se mostró partidario de agotar la legislatura en la medida de sus posibilidades. Rajoy, que canceló esta tarde su asistencia a la final de la Champions que se celebra este sábado en Kiev, confirmó su dependencia de los diputados de C’s (32 escaños) y la agónica legislatura que se nos avecina si finalmente Sánchez no logra los 176 diputados necesarios para sacar adelante su moción de censura.

Rajoy esperará a Sánchez en la tribuna del Congreso

Las declaraciones de Rajoy, que insistió en que él había pedido ya perdón por la corrupción protagonizada por miembros del PP durante estos años, certifican que el líder del PP está dispuesto a jugar la partida con un PSOE que, quizás, se ha apresurado en celebrar la victoria. A pesar de la mala situación que atraviesa el PP, y que se nota en la imagen de preocupación que proyectan todos los responsables que están compareciendo ante los medios desde el jueves, no quedaban muchas alternativas: No podía abrirse a una solución como la de Madrid o Murcia, porque hubiera beneficiado, sobre todo, a un C’s que, en este caso, no tiene en su mano la gobernabilidad del país.

Además, si el PP se hubiera plegado a la convocatoria anticipada de elecciones, acudiría a los comicios en una situación de extrema debilidad que podría beneficiar electoralmente a C’s, que tendría ante sí la tarea de ofrecer  una imagen de alternativa política al mismo tiempo que se construye orgánicamente. En este sentido, Podemos puede aportar muchas enseñanzas sobre que implica hacer coincidir los dos procesos de forma simultánea.  Mención aparte merece la tensión que provocaría una situación de inestabilidad en los mercados, que ya tuvo su primer reflejo este viernes y que se sumaría a la incertidumbre que está provocando Italia en la Eurozona.

Quedaba, pues, explorar esta vía y parece que el presidente del Gobierno conoce perfectamente a Pedro Sánchez, que no pasará a la historia precisamente por sus dotes de liderazgo o de bagaje parlamentario. Tras la confirmación de que Rajoy sigue y que se verá las caras con el líder socialista en la tribuna del Congreso, todos los ojos se dirigen ahora al PSOE, que toma la iniciativa por primera vez desde las primarias, celebradas hace un año.

Sánchez, que este viernes adoptó una imagen presidenciable (con traje y corbata), tiene ante sí dos retos igualmente importantes: Por un lado, convencer a la mayoría del arco parlamentario de la situación  excepcional que atraviesa el país, situación que se podría solucionar con un cambio en el Palacio de la Moncloa aprovechando la estabilidad que aportaría la aprobación de los PGE. Parece un marco bastante difícil de establecer por Ferraz si tenemos en cuenta que Sánchez confirmó que devolvería la normalidad a las instituciones antes de convocar elecciones anticipadas y que sólo contaría con 84 diputados en el Congreso para conseguirlo.

Por otro lado, el líder socialista debería superar su propia incapacidad para proyectarse como un líder solvente o, cuanto menos, como un orador medianamente capacitado en la tribuna del Congreso cuando se debata la moción de censura. Buena parte de la estrategia de los partidos abiertos a negociar con Ferraz su posición afirmativa dependerá de sus opciones para situar al PP como un partido abrumado por la corrupción política y, sobre todo, por su capacidad para proyectar un modelo de país que, por si queda alguna duda, es diametralmente opuesto a los argumentos defendidos por el propio Sánchez desde hace semanas.

En este sentido, en las próximas semanas veremos cómo desaparecen los insultos de Sánchez al nuevo presidente de la Generalitat para buscar el apoyo de los nacionalismos periféricos, en un juego de equilibrios basado en la salida del conflicto catalán y, al mismo tiempo, la estabilidad económica con beneficios para Euskadi. Una tarea bastante más compleja de lo que parece a priori, con Podemos gestionando su propio futuro en las urnas, a la espera de no quedar del todo desdibujado con la inicaitiva socialista.

Enfrente, habrá ataques constantes desde el PP contra Sánchez en la línea de lo dibujado hoy por Rajoy: El secretario general del PSOE es un líder que llevó a su partido a su peor resultado en unas elecciones desde la restauración democrática y que sólo actúa en su propio beneficio. A favor de este argumentario figura la propia estrategia desplegada por el PSOE a propósito del conflicto catalán, una posición de fuerza que Ferraz estaría dispuesta a retirar para conseguir el apoyo del independentismo catalán. Parece muy complicado que los socialistas pudieran revertir un argumentario de ese tipo que, sobre todo, tiene a su favor los propios hechos consumados.

Y todo ello a la espera de que C’s pueda capitalizar el coste de la sentencia del caso Gürtel y el desgaste de Rajoy en la moción de censura, mientras logra que la crisis del PP no les atrape como socio parlamentario privilegiado. Por último, parece que la estabilidad política en España vuelve a pivotar en torno al PNV y sus cinco escaños. De ahí que sea aconsejable seguir, sobre todo, los mensajes que Sánchez lanzará en su dirección para conseguir su voto favorable en la moción de censura que, con seguridad, se tramitará por la Mesa del Congreso el próximo martes.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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2 respuestas a Rajoy descarta dimitir y se toma en serio la moción de censura de Sánchez

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